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María y Ada despiden un año de emociones

La fallera mayor de la comarca repasó sus momentos más especiales mientras la infantil le recordó que tiene ganas de ir de boda

Las falleras mayores del Camp de Morvedre de 2015, María Moliner y Ada Fraj, dijeron adiós este sábado a su reinado. El auditorio Joaquín Rodrigo de Sagunt acogió una vez más el acto de despedida de las representantes falleras, que estuvieron acompañadas por los miembros de la federación Junta Fallera de Sagunt y los cuadros de honor de las treinta fallas integradas en este colectivo, así como por autoridades locales y los representantes de las casas regionales y asociaciones culturales de la comarca.

Tras doce meses de intensa actividad representando a las comisiones de la comarca, María Moliner echa la vista atrás y recuerda cómo llegó al cargo casi por casualidad, cuando en 2013 su amiga le pidió que formara parte de su Corte de Honor, pero por circunstancias no pudo ser y decidió presentarse a Fallera Mayor para este año fallero que ahora acaba. Así, uno de los momentos que recuerda con mayor entusiasmo es cuando recibió la llamada del alcalde para indicarle que era la elegida. «Me siento completamente afortunada por haber formado parte de la historia de las fallas. He vivido un año que nunca podré olvidar, con momentos maravillosos, mil anécdotas y nuevas experiencias vividas», indica Moliner con nostalgia y sentimientos encontrados de tristeza, porque «todo tiene un final» y alegría «por haber representado al Camp de Morvedre por cada rincón de nuestra Comunidad Valenciana».

«Mi falla llegó tarde por mí»

La reina fallera añade que sin su familia, pareja y amigos, no hubiera sido lo mismo, así como los miembros de la federación y los falleros de su propia comisión, La Plaza del Sol, «que me han apoyado desde el primer momento hasta el punto de llegar tarde a los autobuses de la semana fallera por desfilar delante de mí y de la junta, e ir a los actos incluso lloviendo».

Por su parte, su homóloga infantil, Ada Fraj, llega también al fin de un «camino maravilloso, donde he podido conocer mejor el paisaje de esta historia, el mundo fallero, dentro de un marco fundamental, la federación JFS, que lo ha hecho todo más fácil». Con tan sólo diez años, Ada reconoce el privilegio que ha supuesto ser la fallera mayor infantil: «ha sido todo un honor llevar la banda en el pecho y hacer brillar nuestro Camp de Morvedre por doquier».

La pequeña reconoce haberlo pasado «fenomenal», más allá del protocolo, junto a los presidentes y falleras mayores infantiles: «hemos jugado, xarrado, reído y disfrutado al máximo cada segundo, haciendo una bonita amistad». Afecto que también quedará para siempre hacia las componentes de su Corte de Honor y, cómo no, hacia su compañera inseparable María Moliner.

«Hemos formado una pareja perfecta y así lo hemos demostrado, es como mi hermana mayor» dice Ada y, con la sonrisa radiante que la caracteriza, recuerda a María y a su pareja que tiene «muchas ganas de ir de boda, ahora que tenemos más tiempo libre».

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