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oportunidad perdida

Ante las declaraciones de Juan Carlos Requena y Francisco Crispín en Levante-EMV, en las que responsabilizan a la dirección del PSPV en la comarca de los malos resultados electorales, un grupo de socialistas de Sagunto nos preguntamos sobre las razones para que hayamos pasado de alcanzar los 20.570 votos en unas elecciones generales a los 5.991 actuales. ¿Por qué no se explica lo que ha pasado?

El 22 de noviembre se cumplió un año desde que, a petición de la comisión ejecutiva de la provincia de Valencia, la agrupación del PSPV-PSOE de Sagunto fue disuelta por Madrid, situación que continúa a pesar de las declaraciones publicadas en mayo y septiembre por el secretario de organización de la provincia, Miguel Chover, en el sentido de que para octubre se normalizaría la situación en Sagunto.

Miguel Chover sigue reiterando que un grupo de antiguos afiliados, algunos con más de 30 años de militancia, no reúne los requisitos para pertenecer al PSPV-PSOE, así que no ha sido posible normalizar el partido socialista de Sagunto. Al margen de las excusas, todo apunta a que el otro problema es que todavía no tiene asegurado que pueda ganar su pupilo Requena la asamblea de constitución de la agrupación.

La insistencia de la dirección de Valencia en que Requena debía ser el secretario general y candidato a la alcaldía, en contra de la mayoría de la agrupación, consideramos que ha sido la causa principal para, con mentiras, posibilitar la disolución.

Requena ha sido el instrumento utilizado por Miguel Chover para que Madrid suspendiera las primarias en Sagunto, ha sido cómplice destacado en la desestabilización de la dirección del partido en Sagunto hasta su disolución, ha sido un perdedor nato ante Nuria Férriz y posteriormente ante Francisco Crispín.

Llevamos dos legislaturas consecutivas con cacicadas de la dirección de Valencia para colocar a sus incondicionales, despreciando a la mayoría de la militancia en Sagunto y ninguneando a la dirección comarcal. Es evidente que Requena tiene aspiraciones políticas. Su inclusión en la lista al congreso sin tener en cuenta la opinión de la comarca, así lo confirma. Ahora bien, eso no le da patente de corso para decir públicamente lo que le venga en gana en relación con la dirección del partido a nivel comarcal.

Reiteramos las declaraciones de nuestro secretario general, Jorge Vidal, en el sentido de que los malos resultados obtenidos son debidos a determinadas políticas, al desprecio a la militancia, actitudes que se pueden encontrar tanto en Madrid, como en Valencia, el Camp de Morvedre y especialmente en Sagunto.

El PSOE es un partido democrático, sin embargo, algunos de sus dirigentes tienen tics de otros modelos políticos, el abuso de poder, las prácticas clientelares, han hecho que las cacicadas sean habituales por quienes ostentan el poder orgánico.

Aún cuando es evidente la existencia de «estómagos agradecidos», recurrir a la práctica de recordar «favores» de otros tiempos, los caciques suelen confundir la lealtad a los valores socialistas con la sumisión, esgrimen el aquí mando yo y se hace lo que yo diga. Deben saber que no somos sus súbditos, somos demócratas.

En estos difíciles momentos es más necesaria que nunca la unidad del partido socialista en torno a su proyecto y llevar la discusión por los cauces establecidos estatutariamente, para después trasladar ese debate a la ciudadanía con una sola voz. Solo así podremos recuperar nuestra credibilidad.

Hay que poner el acento en lo que nos une y en la necesidad de que el partido socialista sea un instrumento de cambio en la sociedad, el enemigo político está fuera del partido. Terminar de una puñetera vez en Sagunto con la lucha cainita y recuperar lo que fuimos hace años, un partido de gobierno y, para ello, no sobra nadie, ni tan siquiera el compañero Requena, quien no puede convertirse en una mala copia de dirigentes que cuestionaron la dirección del partido en Sagunto y ahora a la dirección comarcal con el único propósito de debilitar y crear fisuras.

Mientras no haya otra actitud por quienes ostentan el poder orgánico será muy difícil recuperar la ilusión, la credibilidad, la confianza de la ciudadanía. Es triste comprobar que hemos perdido otra oportunidad.

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