Un hallazgo en Algar de Palància ha ratificado, a nivel arqueológico, el esplendor de la hidráulica que permitió suministrar agua a Sagunt durante su etapa romana.

La aparición de un sillar almohadillado, cuidadosamente tallado, ha dejado claro que el azud de Algar fue una obra ejecutada de forma concienzuda y con materiales de primera calidad, pese a estar situada en un lugar de difícil acceso y en una zona del río que no es precisamente estrecha. Y todo, con el propósito de permitir encauzar el agua y utilizarla para llevarla hasta Sagunt.

Otra de las conclusiones extraídas por los expertos es que la actual Sèquia Major que riega Sagunt mantiene en uso infraestructuras creadas hace casi 2.000 años, con una fidelidad total a aquellos trazados.

Por ello, desde la Conselleria de Cultura se baraja proteger el conjunto al ser el más antigo de la Comunitat Valenciana que ha seguido activo durante casi 2.000 años en toda su longitud. Este último hecho es un aspecto que lo singulariza pues, según explican desde el departamento autonómico, aunque el acueducto de Chelva sería de una época similar, allí sólo se conserva en uso sólo una parte.

El trabajo arqueológico realizado ahora en el azud de Algar carece de precedentes y ha venido a confirmar de forma científica las hipótesis ya lanzadas hace años por diversos estudiosos, como el saguntino Manuel Civera, respecto a su origen romano.

Este avance se ha producido gracias al seguimiento arqueológico ordenado por la Conselleria de Cultura al tener conocimiento de que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) iba a intervenir en este lugar; una zona que está catalogada como elemento etnológico en el inventario autonómico, pero que ha deparado más sorpresas.