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Aviones de juguete con mucho corazón

Jóvenes del Port de Sagunt crean una ONG que regala a niños vulnerables piezas idénticas a las que otros compran -Su web facilita vínculos entre ellos

Aviones de juguete con mucho corazón

Su objetivo es ayudar a cumplir deseos, motivar sonrisas y crear lazos entre niños que pueden vivir en la otra punta del planeta, pero compartir algo muy especial: Un avión de juguete idéntico al que tiene otro y una completa página web que les facilita compartir experiencias sin comprometer su intimidad.

Con esa filosofía, varios jóvenes del Port de Sagunt han creado una asociación sin ánimo de lucro que dona a niños enfermos o en situación de emergencia réplicas de los juguetes que ellos venden, unas creaciones hechas con una impresora 3D y un cuidado diseño.

Bajo el nombre 'Storyies', su iniciativa va más allá y pretende "crear historias uniendo personas distintas a través de todo el mundo" a través de esas piezas que entienden como auténticos "detonadores lúdicos", como aseguran sus promotores.

"Cuando alguien se une y compra un par de aviones, uno es para él y el otro para un niño que lo está pasando mal. Se crea un vínculo irrompible", afirman.

Para fomentarlo, han explotado las posibilidades de internet y han convertido su página web en un espacio de encuentro donde los chavales pueden subir fotografías o vídeos de sus aviones en los más distintos escenarios. Los primeros resultados de la experiencia ya han dejado instántaneas mágicas en distintos países: Portugal, Grecia, Turquía, paisajes montañosos...

Esto, a su juicio, ayuda a cumplir deseos que, cuando se está recibiendo quimioterapia o en la precariedad más absoluta, suponen toda una inyección de alivio, como ver el mar.

Además, con el código idéntico que llevan incorporado cada avión y su gemelo, con una simple conexión a internet se puede saber en todo momento dónde está el aeroplano a través de la web.

Acuerdo con Aspanion

Toda esta iniciativa ya ha empezado a cobrar forma pues alcanzado un acuerdo con Aspanion (Asociación de padres, madres con niños con cáncer de la Comunitat Valenciana). A esta entidad le han donado 25 aviones que se han previsto repartir en el Hospital La Fe y el Hospital Universitario de València. No obstante, su mirada está puesta en Grecia. De momento, ya han alcanzado un acuerdo con Solidarity Now, una asociación con sede en el país heleno que ayuda a niños en campos de refugiados de distintas nacionales.

Para poder llegar hasta ellos, el lunes iniciarán un proceso de micromecenazgo para lograr fondos con tal de viajar allí, repartir 150 aviones y grabar un documental de vivencias de los niños y sus familias. "Queremos dejar claro que somos un grupo de trabajo serio, con credibilidad. Lo hacemos todo de forma altruista sin afán de ganar un duro. Y, por supuesto, queremos que la intimidad de los niños no se vea comprometida", apuntaba Juan Gálvez, el responsable de comunicación de una asociación dispuesta a volar muy alto.

Proyecto en homenaje a Laura, una amiga que falleció de cáncer

Todo este ambicioso reto solidario es el particular homenaje que un grupo de jóvenes del Port de Sagunt ha querido hacer a Laura, una amiga suya que falleció de cáncer el verano pasado a los 26 años. «En una de sus innumerables conversaciones, la impulsora de todo esta iniciativa le comentó la idea y a Laura le gustó para aplicarla en niños que estaban pasando lo mismo que ella. En ese momento, sabíamos que ella no iba a poder salir y quisimos llevar a cabo este proyecto. Como homenaje a ella y por lo especial que es el proyecto en sí», explicaban los responsables de Stoyries. Entre ellos admiten que Aida Navarro, una arquitecta afincada en Londres, ha sido el auténtico motor de todo; un sueño en el que ella empezó a pensar cuando hacía un proyecto de investigación sobre aviones de juguete en espacios públicos. Aún así, llevarlo a cabo ha sido posible gracias a un equipo muy profesional y totalmente altruista: Agustín Flowalistik, que se encarga de hacer los aviones en una impresora 3D, Beatriz Catalá, pedagoga y encargada de que los materiales y textos sean adecuados a los niños; Anna Andújar, traductora y profesora de inglés; Juan Gálvez, periodista y profesor de Historia responsable de las tareas de comunicación, así como José Manuel Blasco, el informático que está al mando de la web. A ellos se suman la diseñadora gráfica Virginia López; Elena García, que echa un cable con la logística, y María Talaverano, de refuerzo en las redes sociales.

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