Nos encontramos en las jornadas del año con los días más largos y las noches más cortas, ya que el día del solsticio de verano -que fue anteayer- es el de mayor duración. Y alrededor de esta fecha es cuando amanece más pronto y el Sol se pone más tarde. Estos cambios afectan tanto a los humanos como a los ciclos biológicos, sin embargo, también es cierto que la ausencia de luz natural no es obstáculo para la visión de muchas especies de fauna, que disponen de diversas técnicas para ver en la oscuridad. Por ejemplo, un equipo de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha mostrado la primera evidencia de que las aves nocturnas se fijan en el color de sus pollos para alimentar a los que más lo necesitan. ¿Cómo? Los científicos comprobaron en una población en cautividad de autillos –una rapaz mediana- que los padres se fijaban en la coloración de una piel que cubre una parte del pico de los pollos, la cera, ya que ésta reflecta en la luz ultravioleta. Las crías de menor peso presentan picos menos luminosos y, por consiguiente, reciben una mayor atención alimenticia.