El analizar el plan presentado ayer por el Ministro de Fomento, se constata que en España ya han pasado tanto los tiempos del transporte por carretera, como los de considerar la Linea Alta Velocidad (LAV) para pasajeros como objetivo prioritario (afortunadamente Valencia y Alicante han llegado a tiempo). Ayer el equipo de Blanco tuvo los arrestos, no exentos de costo electoral, de darnos una dura ducha de realidad al hablar de un nuevo y menos espectacular objetivo, aunque mas eficiente ante las nuevas realidades que vivimos: avanzar hacia un sistema de transporte de mercancías compatible con las medidas de la lucha contra el cambio climático, y tratar de conseguir una mayor competitividad con presupuestos cada vez mas escasos.

Con sus limitaciones, la UE ha decidido, con buen criterio, impulsar el uso del ferrocarril para las mercancías, y como somos Europa, Fomento haciendo de la necesidad virtud, trata de posicionarnos como plataforma logística y puerta de entrada/salida de Europa, para América, Africa y Asia.

En el plan ya hay un mapa básico y 7.000 millones de euros a movilizar, que se pretende no salgan sólo de Fomento, sino también de comunidades autónomas, sector privado y otras entidades y Administraciones.

Se trata de potenciar, integrar y complementar el tráfico ferroviario de mercancías con centros logísticos y puertos, apostando por terminales marítimo-ferroviarias, que definirán el futuro del sistema europeo de transporte.

En clave de la Comunitat Valenciana, el plan tiene buenas y malas noticias; entre las primeras están el papel clave que puede y debe jugar el Puerto de Valencia, en consonancia con su importancia en el transporte de contenedores, y la constatación que la conexión entre el Mediterráneo y el Atlántico se planifican con las instalaciones de Fuente de S. Luis como gran terminal logística.

Entre las malas, la constatación que la Generalitat persiste en ideas implícitamente rechazadas por la UE y Fomento: el acceso norte al puerto para camiones —sólo la Generalitat y determinadas patronales lo defienden — y la línea de mercancías por Cuenca, implícitamente rechazada por el resto de actores, ya que como ocurre con otros corredores la red de mercancías descansará básicamente en las vias liberadas por las LAV, y así desde Valencia se hacedera al interior de la península por Albacete.

Mas allá de la actitud del Ejecutivo de Camps, respecto al de Zapatero, como estamos hablando de cosas de comer, conviene hablar con claridad:

a) si desde la Generalitat no se dejan de proponer proyectos que van a la contra de lo que ha venido dictando la UE y ahora Fomento ha integrado con el resto de autonomías, nuestras empresas corren el riesgo de quedarse aisladas ya que se pide que el capital privado intervenga, y éste no se animara mientras se defiendan proyectos poco sostenibles y se persista en destacar las divergencias entre administraciones. El Consell debe saber que esta línea de acción política ayuda poco a la salida de la crisis de nuestra autonomía.

b) hay que asumir que, con independencia de quien lo prometiera, la LAV entre Valencia y Castelló, tardará mucho en construirse, porque ahora toca hablar, con los escasos presupuestos disponibles, de la mejora de este tramo actualmente ya muy saturado por viajeros y mercancías e insistir que sin el túnel pasante de la ciudad de Valencia, poco se gana en la conexión entre capital de La Plana y Madrid.

c) Respecto al Corredor Mediterráneo, conviene ir pensando en una solución para mercancías y en otra para pasajeros… Posiblemente sea demasiado realismo, en una jornada en la que aparece un plan ilusionante, acabamos de confirmar que en Diciembre funcionará el Valencia- Madrid y en menos de 24 meses el Alicante-Madrid y que no se han parado las obras que permitirán olvidarse de la actual y vergonzosa vía única entre Valencia y Barcelona a la altura de Vandellòs.

Es el momento de la firmeza, la inteligencia y la colaboración.