Un equipo de nada menos que 110 personas ordena cada día la vista, el oído y la agenda política del presidente de la Generalitat. Nada escapa al control del círculo más cercano a Camps. Una maquinaria de precisión suiza se encarga de detectar, analizar y responder toda información que pueda afectar al jefe del Gobierno valenciano. El seguimiento que se realiza del material que publican los medios de comunicación emplea a 35 periodistas que criban la actualidad para preparar los discursos, las réplicas y los argumentos que el presidente y sus consellers verbalizan. Sólo así puede comprenderse la importancia que ha adquirido el aparato de propaganda que ha desarrollado el PP desde la Generalitat, primero con Eduardo Zaplana y después con un Francisco Camps que ha mejorado y ampliado el gabinete de Planificación, Estudios y Evaluación que en su día desarrolló Rafael Blasco, el hombre que marca desde hace años la estrategia política del partido. Un somero repaso al volumen de personal y medios, financiados con fondos públicos, que se destinan a proteger la imagen pública del jefe del Ejecutivo autonómico da cuenta de las obsesiones y prioridades de los inquilinos del Palau. El equipo, cada vez más especializado, que diseña la táctica que debe desplegar el Consell ha llegado a adquirir una importancia capital. Su labor consiste en ofrecer ideas, aportar datos para las intervenciones del presidente y cribar las encuestas para señalar sin demasiados riesgos el camino a seguir. Es el «Gran Hermano» presidencial que todo lo ve y lo escucha. Las encuestas certifican que hasta ahora su resultado ha sido muy efectivo. Las elecciones son su próximo reto. Un descomunal equipo trabaja sin descanso para repetir la victoria. El del candidato Camps lo financia el PP, el del presidente lo pagamos todos.