La segunda crisis de gobierno del Consell en tres semanas y tercera que se registra en los intensos y convulsos siete meses que llevamos de mandato, se ha resuelto en un pispás. Apenas unos minutos después de que el Consejo de Ministros confirmara el nombramiento —adelantado ayer en exclusiva por Levante-EMV— del conseller de Economía, Industria y Comercio, Enrique Verdeguer, como nuevo presidente del ente gestor de infraestructuras ferroviarias (Adif), Alberto Fabra desveló la identidad de su sustituto, Máximo Buch. El perfil del elegido es similar al del cesante. Se trata de un hombre de rasgos técnicos y sin experiencia política. Como su predecesor, ha mantenido cierto distanciamiento de la realidad valenciana que le favorece, aunque cabe esperar que su pasado como gestor de grandes patrimonios no condicione las drásticas medidas de ajuste que debe administrar para combatir la crisis sin ataduras ni hipotecas. La reforma del sector público y la búsqueda de financiación requieren algo más que los anuncios grandilocuentes escuchados en los últimos meses. Verdeguer nunca se sintió cómodo en la Generalitat y sorprende que Fabra aceptara la interinidad de este conseller, serio pero resuelto a marcharse. También choca que haya desaprovechado otra oportunidad para realizar una remodelación más amplia que afiance su poder dentro y fuera del PP. Todo indica que el nuevo titular de Economía llega con el aval del empresariado, muy ligado a Fabra. Ahora deberá ganarse el respeto del resto de los agentes sociales.