Bruselas es una encantadora capital de provincias, no exenta de historia, de sabor y de gracia. La amabilidad de sus habitantes hace que uno se sienta a gusto a pesar del colosalismo de muchas de las construcciones institucionales europeas y no olvidemos que cuenta con un excelente patrimonio artístico. Ahora bien, lo que les desaconsejo fehacientemente es que visitenel llamado parlamentarium, un verdadero monumento al mal gusto y a la megalomanía de nuestra clase política europea que despilfarra el dinero en una operación publicitaria costosísima que contrasta con la incapacidad de los parlamentarios y de la comisión actual para mantener el estado de bienestar del que nos habíamos dotado tras años de luchas sindicales, de democracia y de solidaridad. Les aseguro que, aunque sean ciudadanos de orden que creen en el proyecto europeo y aman un continente sin fronteras, si visitan el parlamentarium se volverán radicales e intolerantes con esa clase de políticos mediocres que lamen el trasero del FMI y se doblegan a los intereses de las grandes multinacionales y los grupos financieros que con su insaciable sed de beneficios están contribuyendo a ahondar la brecha entre ricos y pobres.

Y si resulta lamentable la operación de autobombo del parlamentarium, es denigrante comprobar en qué se gasta la financiación de algunos organismos autónomos españoles y ofende al buen sentido la costosísima sede de alguno de ellos, frente a los cuales no se puede dejar de pensar en los negocios de los dirigentes de algunas autonomías y en el cierre de plantas de hospitales y la reducción del gasto en educación pública. Aunque en este caso habría que reconocer el buen criterio del gobierno valenciano, que ha trasladado su sede a un modesto edifico y mantiene operativa su sede por la ilusión y dedicación de sus funcionarios y contratados, sin alharacas pero con un trabajo constante.

Si se acercan por Bruselas ahora que se aproximan las elecciones al parlamento europeo, no dejen de extraer sus propias consecuencias. Por mi parte, cada vez estoy más convencido de que otra Europa no solo es necesaria, es urgente, y haríamos bien los ciudadanos de este país en deshacernos de los euro-burócratas y demás personajillos que han demostrado su incapacidad para priorizar los temas de importancia y se conforman con mantener sus propios privilegios. Por lo pronto, de cara a las elecciones europeas sugiero que el movimiento Democracia Real Ya presente listas de gente nueva, sin manchar por los escándalos políticos que sacuden a PP, CiU, PSOE, IU, CC OO y UGT. O al menos que UPyD consiga desbancar a las fuerzas ya acomodadas en Europa, pues aunque el partido sea todavía en muchos temas un melón por abrir, al menos no ha sido salpicado hasta el momento por sospechas de corrupción.