El principio de la recuperación de costes en el precio del agua fue una de las banderas de la Directiva Marco del Agua (DMA) del año 2000. Solo de pensar que había que empezar a pagar por algo que, aunque a veces escaso, era casi gratis en muchos sitios, provocó temblores en más de un gobernante y en algunas grandes usuarios, acostumbrados a pagar únicamente los cánones que marca cada Confederación Hidrográfica. Recuperar los costes significaba también poner bajo una lupa decenas de proyectos hidráulicos caros y de gran impacto social que serían inviables en una aplicación estricta del principio de recuperación. Al final, en España se ha hecho una lectura un poco laxa de la recuperación de costes, que en algunos casos ha servido únicamente para subir las tarifas que pagan los ciudadanos, mientras se reivindicaban y construían trasvases y desaladoras con cargo a dinero público con la alegría típica de quien cree que no tiene que pagar con su bolsillo.

La Agencia Europea de Medio Ambiente, (AEMA), acaba de publicar un informe sobre la recuperación de costes en Europa. Dice la Agencia que en muchos países, entre los que se encuentra España - aunque en esta lista de incumplidores el país no es de los peor parados- la no incorporación de todos los costes provoca un uso ineficiente del agua. Para Europa, el precio del agua debe incluir su obtención, tratamiento y transporte, pero también los costes ambientales, lo que incluye su depuración, y de regulación. Además, subraya la necesidad de incluir también en el precio del agua el coste de servicios «ecosistémicos», y cita expresamente el coste de mantener la lámina de agua en los humedales por sus «valiosos» servicios en la depuración del agua y la prevención de inundaciones. Dice también la agencia que un 84% de los ciudadanos de Europa aceptarían estos principios aunque en España habrá que aclarar antes qué pagamos en el recibo, a quién y por qué y no meter en el mismo saco elementos ajenos al agua destinados a confundir al ciudadano.

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