No hace falta buscar muchas pruebas de la ineficaz política de empleo de la Generalitat. Las cifras del desempleo son muy elocuentes. Pocos paños calientes se pueden exhibir ante el drama humano que sufren más de 570.000 valencianos. Frente a una realidad tan demoledora, el Consell ha acabado por admitir su insolvencia a la hora de gestionar la formación y la búsqueda de empleo y ha tirado de manual para proponer otra privatización más de servicios públicos: el Servef „que se edificó sobre los cimientos del antiguo INEM„ va a ser privatizado. La propuesta, en el típico lenguaje alambicado de los burócratas, es promover «la colaboración y cooperación con cualquier persona jurídica, pública o privada, en los ámbitos de empleo, formación profesional, orientación o intermediación laboral». Tras ese párrafo tan farragoso se esconde el interés de las empresas de trabajo temporal (ETT) por incarle el diente a los 230 millones de euros que se destinan al año a esos fines.

Las cifras del Servef son decepcionantes. Apenas consigue tramitar entre el 3 % y el 5 % de las ofertas y demandas de empleo. «Es un bajo nivel de colocación», reconocen. El plan estratégico alentado por el Consell contempla adjudicar servicios al sector privado a partir de 2014. ETT

y agencias de colocación accederán desde ese momento a los datos personales registrados en las oficinas de empleo. Es un proceso polémico e inquietante. Tanto como el futuro de los 1.600 trabajadores que tiene hoy el Servef. Todos deseamos que esta vez la Generalitat acierte.