Lo que uno debe hacer para sacar lo mejor de sí es dejarse llevar por el propio genio. ¿Por dónde le gusta ir al genio español en el cine, hijo, al fin, de la literatura y la pintura? Digamos que por el disparate, el humor grueso, la paradoja, el absurdo, el esperpento, la distorsión drástica de la realidad, lo incomprensible, la ensoñación y la fantasía, al final formas altas de la filosofía y la teología (si fueran dos). Ahí está el fondo de armario, el bouquet, la madre. Goya y Dalí, Valle-Inclán y García Lorca, Buñuel, Berlanga y, en registro más literario, Gonzalo Suárez. ¡Qué fastidioso empeño, el de ser tan convencionales en cine, teniendo aquel capital para administrarlo! Viene esto a cuento del pase en La 2 del telefilme Total, de José Luis Cuerda, anticipo de Amanece, que no es poco. ¡Qué gozada!, y ¡qué desperdicio, no seguir esa estela por la manía de la respetabilidad!