La innovación tiene por objetivo maximizar los beneficios a obtener en cualquier actividad económica, desarrollando nuevos productos y servicios o nuevas estrategias que conecten con las necesidades del mercado y de los consumidores. El sector agroalimentario es uno de los que más necesitan de un esfuerzo de imaginación para conquistar nuevos mercados y asegurar su competitividad. Y sin recurrir a recortes de los derechos y salarios laborales. Tres son los elementos a destacar como activadores de la innovación y la mejora de la competitividad en el sector agroalimentario: las denominaciones de origen protegidas, la producción orgánica y la producción gourmet, que están al alcance de cualquier cooperativa o grupo de productores capaces de invertir una pequeña suma de capital para mejorar la competitividad de su producción. La protección de la producción agrícola valenciana, en el marco de la UE, mediante el recurso a las denominaciones de origen protegidas (PDO) el registro de especialidades artesanales, o especialidades tradicionales garantizadas (TSG) y el reconocimiento de las indicaciones geográficas protegidas (PGI) puede ser uno de los vehículos para proteger nuestra producción frente a la de terceros países.

El retorno a la naturaleza y la revalorización de lo ecológico ha creado un nuevo nicho de consumidores volcado hacia la producción orgánica de alimentos libres del uso de productos de síntesis. Así, los productos agrícolas de zonas próximas a parques naturales y espacios protegidos deberían emplear esta peculiaridad como aval del carácter orgánico de su producción. La nueva gastronomía y la búsqueda de la máxima calidad y distinción son las responsables de que haya aparecido un nuevo tipo de consumidores a los que podríamos calificar de gourmets, que exigen un tipo de producto exclusivo y bien diferenciado, en cualidades, trazabilidad del producto, etiquetado y embalaje cuidados.