Cuando ahora la intervención de la Unión Europea vuelve sus ojos hacia la Comunitat Valenciana como región incumplidora dentro del Estado español, al manipular estadísticas sobre el déficit „como antes lo hiciera Grecia„ por la ocultación sistemática de facturas de sanidad en la presentación de las cuentas anuales desde 1988 a 2011, cabe recordar la positiva recepción que, en el pasado, tuvimos de fondos estructurales y de cohesión, de la propia UE. En el Consejo Europeo de Edimburgo de 1992, se duplicaron los fondos estructurales y se creó el Fondo de Cohesión, con un nuevo paquete de medidas auspiciado por Jacques Delors, entonces presidente de la Comisión. La economía valenciana, al contar con una renta per cápita inferior al 75 % de la renta media comunitaria „74,37 %, entre 1994 y 1996, según Eurostat„ tuvo derecho a participar, como región incluida entre las de Objetivo 1, en el reparto de los citados fondos estructurales, destinados a las regiones menos desarrolladas, y también a los fondos de cohesión para regiones con renta inferior al 90 % de la media comunitaria, dirigidos a la creación de infraestructuras en materia de transporte y proyectos relacionados con el medio ambiente. Verdadero objetivo indiscreto que mostraba la debilidad de nuestra economía pero que supuso la recepción de los citados fondos estructurales y de cohesión europeos, entre los años 2000 y 2006, por importe, de hasta 6000 millones de euros.

La situación de la economía valenciana por debajo del 75 % de la renta media comunitaria no cabría justificarla sólo por el incremento de la población valenciana, ni exclusivamente por la recurrente referencia a la carencia de infraestructuras que, siendo importante, no fue determinante de la evolución de nuestra economía. Sino también por la evolución de los sectores económicos valencianos y su pérdida de competitividad exterior como consecuencia de los bajos índices de investigación y desarrollo. Hoy, tras un breve paréntesis, se ha recuperado el tradicional saldo positivo de nuestra balanza comercial, pero no hay que olvidar que en los años 70, careciendo de las citadas infraestructuras, nuestro porcentaje exportador „según «La región exporta», de las Cámaras de Comercio„ superaba el 20 % del total español y hoy en día este porcentaje se sitúa aproximadamente en la mitad.

Ahora que se suceden reiteradas alusiones al «peso» de lo valenciano en el contexto español, bueno es recordar que desde que Ignacio Villalonga se refiriera a ello en la Conferencia Económica del País Valenciano, en 1934, poco se ha avanzado en estos 80 años, por incapacidad, o, lo que sería peor, por falta de voluntad. Bien estaría, pues, que por fin aquellos a quienes principalmente compete esta responsabilidad se pusieran manos a la obra, en lo que sin duda contarán con el respaldo de gran parte de la sociedad valenciana.