La Asociación Meteorológica Española (AME) acaba de publicar un nuevo número de su revista Tiempo y clima. Entre los artículos de interés de esta edición comparto algunas de las reflexiones que hace el meteorólogo José Antonio López Díaz sobre las incertidumbres que rodean la fiabilidad de los estudios internacionales acerca del calentamiento global. Aunque oficialmente no se ha difundido mucho, aparentemente se ha interrumpido el aumento de la temperatura planetaria que se observó en la última fase del siglo XX. Ese estancamiento, que es patente en la curva térmica de numerosos observatorios terrestres, cuyas temperaturas muestran una estabilización, ha abierto un debate en la comunidad científica sobre lo que realmente está ocurriendo en el clima de la Tierra. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Science, del que es autor un equipo de investigadores de la NOAA (el equivalente norteamericano a nuestra Aemet), sugiere que el supuesto estancamiento térmico que se aprecia en lo que llevamos de siglo XXI se debe, en realidad, a errores en los datos y que, por tanto, continúa el calentamiento global detectado el siglo pasado. No hay, según ellos, estabilización térmica. Tal vez estén en lo cierto, pero sus conclusiones a mí me llevan a pensar que, en realidad, lo que sucede es que nos queda todavía mucho por aprender sobre el clima y, sobre todo, acerca de cómo se debe estudiar. En esta tesitura, apuesto por la sencillez y me quedo con los datos llanos, concisos y sin estereotipos de los observatorios meteorológicos que tienen series largas de registros, no han cambiado de emplazamiento y están alejados de alteraciones artificiales como las islas de calor de las áreas metropolitanas.

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