Si el lector/a ha tenido ocasión de ver el anuncio televisivo y/o vio el anterior de la ONG Educo, imagino que se le habrá encogido el corazón al ver a esa abuela que retuerce sus manos con angustia y a esa madre que trata de ocultar la precariedad de su economía familiar a base de amor a su hija. Lo que no acabo de entender es que no les pase lo mismo a nuestros gobernantes, ni a los ejecutivos de las grandes empresas, ni a todos aquellos que presionan a los gobiernos para poner a salvo sus privilegios y sus pingües beneficios, mientras se acrecienta la brecha social en este país y se precipitan por el terraplén de la pobreza cada vez más familias. No, yo no podría mantener mi sicav, ni mirarme al espejo mientras la reforma laboral impulsada por el PP aboca a la pobreza hasta a los que tienen un puesto de trabajo y mientras Artur Mas diseña un nuevo país para sus amigos, plagado de recortes para la gente.

Por todo lo anterior no es de extrañar que formaciones como Podemos se resistan a dejar las cosas como están mientras los ciudadanos contemplan con estupor el patético papel de antiguos referentes como Felipe González, convertido en títere de una empresa de gas y defensor de la honorabilidad de un defraudador pillado y confeso o que el partido en el Gobierno trate de convencernos de la cuadratura del círculo para mantener parcelas de poder con el fin de seguir gobernando para las grandes empresas y no para los ciudadanos.

Mi esperanza estriba en que, como ocurrió en EE UU con algunos millonarios, a personas como Amancio Ortega, Ana Patricia Botín o Juan Roig se les caiga la venda de los ojos y decidan visitar de incógnito alguno de los comedores de caridad de nuestro país para comprobar cómo hombres y mujeres se tragan su rabia y luchan para que sus hijos y nietos no tengan que imaginar lo que podrían cenar todos. Porque lo que está claro es que nuestros gobernantes actuales carecen de la inteligencia y la sensibilidad suficiente como para enderezar el rumbo de sus políticas y lanzar el lastre de favores debidos o compromisos ineludibles. Mientras a los ricos y poderosos no se les despierte la sensibilidad adormecida por su posición en la lista Forbes o su falta de contacto con la realidad social, tan solo nos quedará la posibilidad de apoyar opciones políticas nuevas como Podemos, que miran las cosas desde una nueva perspectiva y no están contaminadas por el ultraliberalismo.

Por favor, no dejen de ver esos anuncios de Educo y de pensar seriamente en lo que estamos haciendo o dejando que pase en nuestro país y no se comporten como hooligans incapaces de votar con el corazón y la cabeza y no lo hagan solo por costumbre.