Como militante del PP que soy, me gustaría ver a mi partido reflexionando sobre los motivos de la tremenda derrota sufrida en las autonómicas y municipales de mayo y trabajando para recuperar la confianza de los votantes de la Comunitat Valenciana. Pero leo las declaraciones de José Císcar, presidente del partido en Alicante y vicepresidente del último Consell, sobre el trasvase Júcar-Vinalopó y me doy cuenta de que no se ha aprendido nada.

Resulta difícil gestionar un asunto peor que como lo ha hecho el PPCV con el Trasvase Júcar-Vinalopó. Llevamos 15 años con este tema y sigue sin decir ni una sola verdad. En el estudio hidrológico del proyecto del año 2000, se constata que con la reducción de recursos del Júcar desde 1980 no hay excedentes en el río para trasvasar. Pero da lo mismo, se aprueba el proyecto y se inician las obras.

El Plan Hidrológico del Júcar de 1998 decía que se podrían trasvasar «hasta un máximo de 80 hectómetros cúbicos anuales0». En cambio, la obra se proyecta y se inicia su ejecución con capacidad para trasvasar 210 hectómetros anuales. ¿Qué sentido tiene esto? La única explicación es que querían llevarse 210 Hm3 de aguas de calidad del Júcar y dejarnos las aguas de la desembocadura del Ebro para beber y regar en Valencia. Pero se frustró el trasvase del Ebro y este montaje se quedaba cojo.

En lugar de aceptar la realidad, el PPCV se enrocó en su postura y se dedicó a hacer política con el trasvase enfrentando a dos territorios de la propia Comunitat Valenciana. Afortunadamente, la ministra Cristina Narbona, ante la contundencia de los datos, tomó la decisión que cualquier gobernante sensato tenía que tomar, cambiar la toma del trasvase al Azud de la Marquesa, el único punto del río Júcar donde existen sobrantes para poder trasvasar al Vinalopó.

Desde que se aprobó el cambio de la toma en 2005 han sido diez años de machaque constante con la toma de Cortes, tanto desde la propia Generalitat Valenciana como desde la Fundación Agua y Progreso, que nos ha costado más de 7 millones de euros a todos los valencianos. Ante la insistencia de la Generalitat Valenciana en la toma de Cortes, el ministerio tomo la decisión en febrero de 2014 de crear una comisión técnica para estudiar la solución más adecuada para el Trasvase Júcar-Vinalopó.

Tras varios meses de reuniones de la comisión, el Cedex concluyó que la mejor solución era la toma en el Azud de la Marquesa y que el agua era apta para regar y también apta para ser potabilizada. Además ratificó los estudios de la Confederación del Júcar que demuestran que no hay recursos en Cortes para trasvasar. Puedo afirmar con rotundidad que estas son las conclusiones porque yo participé en esta comisión y las oí en primera persona.

Las conclusiones del Cedex desmienten todo lo que ha dicho el PPCV durante los últimos 15 años respecto a este asunto. A fecha de hoy seguimos esperando a que se haga público este informe. En lugar de crear un vínculo positivo entre Valencia y Alicante a través de una transferencia viable de agua del Júcar al Vinalopó, se han empeñado en llevarse el agua que se necesita en Valencia y han generado un absurdo conflicto entre los dos territorios. Como decía, no se puede hacer peor.