Aunque acabase de recuperarme de un coma profundo después de una larga ausencia del mundo activo, no tendría necesidad de hacer preguntas a mi entorno con cara de asombro, como en una mala película hollywoodense. Inmediatamente me apercibiría de que estamos en vísperas de unas elecciones generales.

Y les aseguro que no sería por el juego democrático que se pudiese desprender de las palabras y actitudes de los políticos en general, si por eso fuera, lo mismo podríamos estar en vísperas de la final de un campeonato de fútbol. Sería sin duda por las insensateces, mentiras, insultos desdeñosos, pretensiones delirantes y descalificaciones a rivales con las que nos están machacando día y noche, laborable y festivo, con una sola cualidad, la persistencia, si toda esa energía estúpidamente malgastada la utilizasen en el buen gobierno cuando llegaran al mismo nos podríamos dar con un canto en el pecho.

Que hay excepciones, aunque pocas, es cierto, no se puede acusar a todos los componentes de un grupo social, los políticos, de los mismos vicios y defectos. Pero una cosa es cierta: a medida que van echando espolones en la profesión van adquiriendo retranca y presunción insufrible a la vez que injustificada. Es decir, se han hecho profesionales en la única actividad humana, seguramente, en que el amateurismo aporta una frescura de ideas y más satisfacciones a los ciudadanos que la profesionalidad.

Esta introducción viene a cuento de una entrevista a Isabel Bonig, presidenta del PP valenciano, publicada recientemente en Levante-EMV, sobre la que pensaba realizar un trabajo crítico despiadado. Pero eso sería caer en la misma falta de elegancia y señorío que la citada política ha puesto de manifiesto en sus respuestas, pasando olímpicamente de los valencianos y lo que les pueda interesar, para ponderar «in excelsis Deo» la opinión de los empresarios para la toma de decisiones en política.

Por lo que creo que es preferible recomendar a esos valencianos , a todos en general, la lectura detallada y desapasionada de la citada entrevista para poder sacar sus propias impresiones, de lo que a todas luces no pasa de ser una mala imitación de las insulsas manifestaciones de Mariano Rajoy tan atiborradas de exageraciones, desvaríos y medias verdades, que por definición no pasan de ser medias mentiras. Va a ser un periodo pre electoral que se va a hacer largo, muy largo, y no nos cabe el recurso de espantarlo a manotazos como hemos tenido que hacer este verano con la plaga de mosquitos tigre que hemos sufrido.