Normalmente tomamos café, por lo menos una vez al mes, desde hace cuarenta años. En el último café compartido me sorprendió con su decisión, que me dijo desafiante: «Tras el primer intento de golpe de estado, el de Tejero, me apunté al partido socialdemócrata de Fernández Ordóñez, y tras el segundo intento propiciado por el separatismo catalán, el de Artur Mas, me he apuntado por internet a Ciudadanos».

Sabía, tras tantos cafés, que estuvo en el congreso constituyente del PAD (partido de acción democrática) en 1982. Fue la expresión cívica de aportar a la democracia naciente su colaboración. Tuvo un cargo en la Generalitat de los años 80, como Secretariado de no sé qué (tal vez por exigencia del nombre del puesto ha mantenido un Secreto escrupuloso sobre lo que vio, hizo, comprendió y omitió).

La gravedad del segundo golpe de estado, que el amigo común J. L. Villacañas razona con claridad «cuando se dice que la mayoría del Parlament impone un acto legítimo, se está afirmando que la legitimidad es un adjetivo de la voluntad política, no de la legalidad. Al no reposar en legalidad previa alguna, sería un acto místico. Ahora bien, esta voluntad mística no demuestra ser legítima, porque anula derechos generales y no crea ninguno cierto, desprotege a la minoría y compromete la justicia política». Y por ello comprendo la postura cívica de mi contertulio del café, de aportar desde su colaboración individual la salida a la situación planteada desde un vacío jurídico antidemocrático. Pensé que quizás fuera melancolía, diagnóstico que Teresa (la mística) le da a la enfermedad de la madre de la princesa de Évoli: El castillo de diamante de Prada.

Además, el consabido deterioro institucional, la corrupción, que la clase política se presente como problema más que como solución, que la educación requiera de reformas profundas, etcétera, ha empujado a mi amigo a volverse activo políticamente. Su deseo de unir y no romper, de separación de poderes efectiva, de búsqueda de la libertad de los ciudadanos con la necesaria seguridad€ Hay que descorchar el tapón nos comprime. Basta ya de enchufismos y de economía sumergida. Si conducimos como en el resto del continente y no fumamos en los bares, ¿no podremos abandonar la picaresca? Claro que sí: voluntad política, y ejecución de las medidas con puntos y sanciones.

Si hay que abrir la botella de cava, ¿de qué forma se puede hacer? Ilusión, generosidad, optimismo, juventud, etc., son factores indispensables, pero por desgracia no suficientes. Dice un antiguo proverbio anónimo francés que la economía es muy vengativa si no se cumplen sus leyes. Hay que sumar aportaciones que nos lleven a la superación de la crisis política y económica, desde el trabajo de García Reche (con el que comparto la docencia de política económica) en la I+D+i, o ideas del prestigioso Vicenç Navarro (pese a su blog Pensamiento Crítico con el titular «Ciudadanos es la derecha dura»), o de experiencias en otros países que han resultado muy positivas (como los oldpreneurs en el Reino Unido, que permite a los jubilados relativamente jóvenes capitalizar su pensión si inician un negocio).

Y coincido finalmente con mi acompañante en la socialdemocracia de su opción: progresista en lo social y liberal en lo económico. Desde «Recuperando el futuro» (paradójico) de Garicano, hasta la regeneración democrática e institucional con el que inicia Ciudadanos su nuevo proyecto común para España, encuentra sus propuestas ideológicas en pleno centro político, la socialdemocracia revitalizante. Ya terminando el café, asentí con la cabeza.