Aún estamos en la resaca electoral, seguimos analizando los resultados, pactos posibles y a menudo en descubrir en qué han fallado las encuestas „me viene a la mente la frase aquella de que hay quien usa la estadística como los borrachos las farolas, para apropiarse, no para iluminarse. No voy a tratar temática post-electoral, ya se están encargando otros.

Siempre me han llamado la atención las bases y la militancia del PP. Si algo es envidiable en esta formación son ellos, personas con una lealtad firme hacia sus líderes, aunque no hayan estado muchas veces a la altura de lo que se esperaba de ellos. Buscando y rebuscando teorías y paradigmas que me permitiesen arrojar luz a un comportamiento que ya quisieran para sí otros grupos políticos, y lo cierto es que no es fácil encajarlo en alguna de ellas, ya sea desde una base sociológica o exclusivamente psicológica a la cual tiendo a inclinarme.

Miles de afiliados populares han soportado procedimientos penales sobre sus líderes, defenestración de sus todopoderosos estrategas, despilfarro cuando no choriceo de los impuestos de los ciudadanos, la gestión nula o torticera, el menosprecio de Génova y, por consiguiente, del Gobierno central hacia nuestra tierra viendo como otras regiones eran mimadas mientras la Comunitat crecía, pero en pobreza. Y a pesar de todo, ahí seguían impasibles llenando recintos, ocupando plazas de interventores o apoderados, siguiendo en almuerzos a aquellos dirigentes que lograban escapar de momento de la mancha de la corrupción o del escándalo.

Obviamente ha habido desgaste o, dicho de otro modo, desmotivación y cierto sentimiento de desamparo de quienes son y han sido la fuerza del mayor partido de nuestra comunidad en los últimos veinte años. Lógico, si tenemos en cuenta, además, que en los últimos tiempos el líder se lo han impuesto. Cabría esperar después de lo acontecido que los próximos congresos fueran conflictivos, pero la necesidad de pertenencia a un grupo y la de poseer un líder hará que estos congresos sean como los que ha habido hasta hoy.

Esta fortaleza del PP podría tener fecha de caducidad al no existir relevo generacional, ya que no se está nutriendo de jóvenes valores „basta con observar las fotos de quienes rodeaban al líder hace pocos años en las tribunas y las que presentan hoy. Las jóvenes promesas tienen ahora nuevos partidos con líderes más próximos a ellos en edad, sin manchas y con posibilidad de participación real. Mientras, los responsables populares siguen con su ceguera de futuro.