Parece que TVE no va a rescindir el contrato, por el momento, con la productora de Cuéntame, las cuentas del cuento eran opacas y tenían domicilio en Panamá. Cuentas de Imanol Arias y Ana Duato, los Alcántara: todas las cuentas conyugales, son cuentas pendientes. Dice el Ente (de razón), con toda razón, que el contrato de Cuéntame lo concertó con la productora que está al corriente con Hacienda por lo que seguirá la epopeya de los Alcántara hasta que la temporada 321 lleve a la familia a conquistar el cinturón de asteroides y la luna Titán.
La verdad es que me han fastidiado el comentario acerca de los inescrutables caminos de la Providencia que hacen, por ejemplo, que se renueve el parque ferroviario gracias a unos Mundiales de fútbol. O que sólo Cristóbal Montoro sea capaz de acabar con Cuéntame. O que pinten un barrio de Córdoba porque la novia (de segundo reemplazo) de un ministro, es de allí. O que pillen a Nuestro Amado Líder por unos trajes. O que, en varios milenios, un chico de derechas, Albert Rivera, haya criticado en sede parlamentaria a Mariano Rajoy, que tiene menos share que Cuéntame y sigue ahí, con correosa adherencia gallega, un pegamento mejillonero más fuerte que el Octite, que garantiza biografías políticas a lo Matusalén: Franco, Fraga, Beiras y los hermanos Castro.
El vuelo de un mariposón de hacienda puede desencadenar un tornado en Wall Street. Pero la resistencia de Messi y su papá a cumplir con Hacienda, no debe eclipsar la rutilancia de su juego, la mayor luminaria desde Pelé y Maradona: la autonomía de la obra de arte. Lo de Cristiano Ronaldo es peor: ve una cámara y se pone en calzoncillos, creo que hay que mantenerle alejado de los colegios. Echar a Rajoy va a ser más difícil, con tantos valedores socialistas. Aunque siempre se le puede incluir en la foto del gobierno en la sombra de Pedro Sánchez como embajador en las Naciones Unidas, un brillante escaparate lejano que se le muestra para que, a modo de maniobra vudú, lo vaya sacando del círculo de la noria monclovita, donde ya abrió surco e hizo callo. Y callo.
