Leo y oigo las declaraciones de la derecha, el PP y Ciudadanos, y de altos dirigentes socialistas, durante la campaña electoral, de menosprecio a los comunistas con la intención de avivar el miedo al fantasma del comunismo, y siento más pena que indignación, pues es un despropósito de tal magnitud que no encuentro palabras para calificar, pero que exigen algunas reflexiones en defensa de la memoria histórica de la transición, que todos decimos respetar.

1.- Utilizan la misma terminología del franquismo que, mientras encarcelaba, torturaba y fusilaba a las personas que defendían los derechos y libertades, que ahora a ellos les permite expresarse, pretendía justificarlo y atemorizar a la población acusándolos de comunistas.

2.- Es un intento de borrar el extraordinario servicio prestado por el Partido Comunista de España y por los comunistas, que eran mucho más que el Partido, para hacer posible la transición pacífica de la dictadura a la democracia en España. Algo que han reconocido y reconocen tanto las personas que participaron directamente en la transición como los historiadores. Y es contradictorio invocar, a la vez, el llamado espíritu de la transición y denostar a los comunistas, personas que tantos sacrificios personales hicieron para defender a los trabajadores y traer la democracia a España.

3.- Olvidan que en el año 1979, el año que se celebraron las primeras elecciones democráticas a los ayuntamientos que cambiaron las instituciones más cercanas a los ciudadanos, el PSOE obtuvo las alcaldías de las ciudades más importantes de España en coalición con los concejales del Partido Comunista. Nadie discute hoy los grandes logros conseguidos por aquellos ayuntamientos democráticos para la transformación y modernización de ciudades como Valencia, Madrid, Barcelona y otras muchas, y también de muchísimos pueblos, que consiguieron los ayuntamientos gobernados por socialistas y comunistas. Como miembro de aquel ayuntamiento en Valencia, y aunque hoy haría cosas que entonces no hicimos y no haría otras que hicimos, mi balance y mi recuerdo de aquellos cuatro años es gratamente positivo.

4.- Es un desprecio a tantas personas que se sintieron comunistas durante la dictadura y los primeros años de la democracia, sin tener que avergonzarse de nada de lo que hicieron en aquellos años tan importantes en su vida, personas que pueden estar orgullosas de actuación. Estas personas, se sientan hoy comunistas o no, desde el inicio de la democracia han votado a diferentes opciones electorales mayoritariamente de la izquierda, incluido el Partido Socialista Obrero Español.

5.- Llama la atención que en diciembre de 2015, el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, fuera el bueno, fuera la opción de acuerdo de Gobierno con dos diputados, y cuando Izquierda Unida y Podemos hacen una coalición electoral para las elecciones del 26 de mayo, pasa a ser de manera despectiva el mismo comunista de siempre, el mismo viejo comunista.