Los datos de las encuestas apuntan a un resultado muy parecido al de las elecciones del 20D con la diferencia del posible sorpasso de Unidos Podemos al PSOE a nivel nacional. La amenaza de unas terceras elecciones, por lo tanto, es real. A todas luces sería un nuevo fracaso de la clase política, que no sabe interpretar al pueblo español. La aritmética será decisiva. Y eso es lo lamentable, en vez de preguntarse realmente qué ha dicho el electorado. Un buen número de españoles, a pesar de los graves problemas de corrupción, sigue apostando por el Partido Popular, así como por el partido socialista. Esto es innegable. Por otro lado, las dos fuerzas recién llegadas a la democracia española, Ciudadanos por el centro derecha, y Podemos & company, por la izquierda, pugnan, de momento, la primera por tener un protagonismo importante a la hora de conformar una mayoría; y la segunda, por llegar al poder.

La Comunitat Valenciana puede ser un buen laboratorio para percibir lo que significa el gobierno de un pacto tripartito entre Compromís, PSOE y Podemos, aunque este último no participa en el gobierno. Será interesante analizar, con lupa y serenidad, el día 27 de junio las posibles variaciones y proyecciones. Es cierto que no se trata de unas elecciones autonómicas, ni municipales, pero los números absolutos pueden ser interesantes. Es decir, el número de votos que pierde y gana cada uno. De ese modo, podremos certificar el posible proceso de fagotización del PSPV por parte, fundamentalmente, de Compromis y Podemos-IU. Así como la persistencia de un electorado fiel al PP, a pesar de todo lo acontecido en la Comunidad Valenciana. Datos interesantes. Y esto extensible a todo el territorio nacional, el sorpasso.

El PSPV, tiene que hacérselo mirar. A Ximo Puig le puede llegar un serio aviso en estas elecciones. Está dejando demasiado espacio a Compromís y lo pagará caro. Si la pérdida de votos es abultada, se avecina una crisis de gobierno autonómico. La gente en la Comunitat Valenciana, después de su opción de gobierno y de fallida coalición al Senado, asimila el voto al PSPV al de sus compañeros de viaje. Le recuerdo la fábula del escorpión y la rana. La percepción de una izquierda moderada se ha desdibujado. ¡Que no se le olvide, president!

El PPCV no ha aplicado todavía a fondo una cirugía lo suficientemente agresiva para eliminar el cáncer de la corrupción. La impresión es que Isabel Bonig está teledirigida desde Madrid y no tiene el suficiente poder para actuar con libertad en este campo tan vital. Lo de Alicante con Gerardo Camps es un ejemplo palmario. El PPCV tiene que mirarse en las derechas modernas europeas y dejar de lado el cutrerismo y la chabacanería. Tiene un buen banquillo con gente preparada y con experiencia. El análisis de los resultados tendría que conllevar, también, movimientos.

Podemos e IU aprovecharán el impulso positivo o negativo de estas fuerzas en Madrid. Ciudadanos, si el PPCV no se espabila, seguirá pescando en la bolsa del PP. Este es el panorama. Desde este análisis, la mayoría de la bolsa de indecisos duda entre el PP y Ciudadanos; entre votar PSPV o castigarlo; tanto Podemos-IU como Compromís están fidelizando su parroquia. En todo caso, Compromís, que es quien realmente gobierna, puede acusar un cierto desgaste. En unos días, comprobaremos estas intuiciones.