Una vez más, el paro es la mayor preocupación de los españoles (71 %), según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Los últimos datos del paro registrado en las oficinas de empleo durante septiembre confirman este resultado. Hay 3.720.297 de personas, con nombre y apellidos, que están en paro. Quiero recordar (por si lo han nuestros gobernantes y políticos) que el artículo 35 de nuestra Constitución dice que «todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo». En este sentido, 18.667 mujeres pasaron a engrosar las filas del paro en septiembre, alcanzando la suma de 2.091.850 mujeres en paro.

La respuesta de la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, es que, «las cifras interanuales son positivas». Al final, todo se reduce a números que suben y bajan por una u otra causa, bien la temporalidad, bien la crisis económica, etcétera. Sin embargo, la cruda realidad es que demasiadas personas están en el paro y muchas de ellas sin prestaciones.

Una vez más, los y las jóvenes menores de 25 años son los más perjudicados con un aumento del 8,49 % (24.188). En el colectivo «sin empleo anterior», el desempleo se incrementó en un 2,93 %. Esto quiere decir que hay, en estos momentos, 328.870 personas inscritas que no han trabajado nunca. Esto es un grave problema puesto que hay miles de jóvenes sin trabajo, ni estudios, los llamados ninis, cuyo futuro es más que incierto.

Diás atrás, la comisaria europea de Empleo, Marianne Thyssen, anunció la nueva partida económica a la vez que hacía un balance positivo del llamado plan de Garantía Juvenil, dotado con 6.400 millones hasta 2020. Sin embargo, en España, donde la tasa de los ninis es cuatro puntos superior a la media europea «solo uno de cada diez españoles que ni estudian ni trabajan se han beneficiado de esta iniciativa», situándonos en el furgón de cola de los 28 países que se han beneficiado de la Garantía Juvenil. Si comparamos con otros países de la UE, el 60 % de los jóvenes alemanes que ni estudian ni trabajan se han beneficiado de este plan; en Francia, ha alcanzado al 80 % de los ninis. En ambos casos, sus tasas de jóvenes ninis son muy inferiores a la española. ¿Por qué no se han beneficiado más jóvenes españoles del plan de Garantía Juvenil (escuelas taller y casas de oficios, entre otros)? ¿Quiénes son los responsables de este nuevo desatino?