La Tierra es el único lugar de nuestro sistema solar donde podemos encontrar agua en los tres estados: sólido, líquido y gaseoso. Es básica en el funcionamiento del clima, porque forma nubes y precipitación, absorbe radiación solar, condiciona la evaporación y sus cambios de fase son determinantes en el movimiento vertical del aire. El vapor de agua se puede medir de distintas maneras. Una de ellas, la presión del vapor de agua, medida en kilopascales (kPa), es la que utiliza el proyecto WorldClim. El valor medio es de 0´74 y a lo largo del año, los valores mínimos se dan en el invierno boreal (0´58, en enero y febrero) y los máximos, en el verano (1´01, en julio). Worlclim solo da datos sobre tierra y eso podría explicar la batuta del hemisferio más continental, pero otros estudios que recogen la totalidad del globo señalan en esa misma dirección. En su distribución espacial, el promedio anual oscila entre mínimos de 0´001 y máximos de 3´25 kPa. El 75 % de la superficie continental queda por debajo de los 1´05 kPa, es decir, las regiones templadas y frías, donde la capacidad del aire para contener humedad se reduce, y las cálidas áridas, donde por mucha capacidad que tenga, no existe humedad. Las regiones más húmedas son las ecuatoriales, destacando la Amazonia y la Orinoquía, prolongadas hacia el Caribe y sudeste de USA; la cuenca del Congo y Golfo de Guinea, y la fachada oriental africana que recibe el alisio húmedo austral. El cinturón húmedo se completa con el Golfo de Bengala, Indochina, Insulindia y norte de Australia. Estos valores no suponen necesariamente precipitación y así, las montañas, grandes torres de lluvia, presentan menores valores, acordes con sus temperaturas más frescas, y aumentan en los desiertos brumosos tropicales, vinculados a corrientes marinas frías.