Según la decisión de la Unión Europea, el IVF tiene que cobrarle más de 23 millones de euros al Valencia Club de Fútbol este sábado, 5 de noviembre. El Valencia ya ha dejado claro que esta situación es totalmente injusta y que es usura. Ciertamente, que la Fundación del Valencia ya pagara sobre aquel préstamo más de 25 millones de euros en intereses y, ahora, se le reclamen al club, que no a la Fundación, por un supuesto diferencial de intereses „calculado desde Bruselas de extraña forma„ casi 24 millones adicionales, es un daño injustificable y desproporcionado al club que, a diferencia de otros, estaba bajo control y sin cuentas pendientes con la Generalitat Valenciana. Pagar sobre un préstamo de 75 millones de euros casi 50 millones en intereses es una aberración. Se mire por donde se mire.

A día de hoy, el VCF se ha recuperado de una situación económica muy delicada. Está estabilizado financieramente y ha comenzado un nuevo camino en el que este tipo de problemas son gravísimos y afectan „a qué empresa no le afectaría una sanción de un tercio de sus ingresos anuales„ a sus planes de futuro.

Y, sobre todo, cuando este asunto estaba solucionado desde la llegada de Meriton Holdings al accionariado. Fue la actual gestión del club la que solucionó al IVF un problema que hoy haría temblar a toda la Generalitat entera si siguiera sin resolver. Si hoy en día ya tienen un grave problema público con el Elche o el Hércules, ¿cómo estarían hoy la Presidencia y la Vicepresidencia de la Generalitat sin la llegada de Lim levantando aquel aval? ¿Se imaginan el día a día del club de Mestalla gestionado y decidido por el IVF? ¿Iría este viernes Manuel Illueca a la junta de accionistas a explicar las cuentas? Yendo mas allá, ¿se ha parado el Ayuntamiento de Valencia a comprobar el actual precio de mercado del solar del nuevo estadio comparado con el precio que pagó el inversor de Singapur? ¿Cuántos anunciantes o patrocinadores públicos ha tenido el VCF desde Terra Mítica en 2001? ¿Y los demás clubes con menos repercusión? Estoy seguro de que serían patatas calientes mucho más graves socialmente que cualquier otro problema actual, además de otros cien millones en rojo que soportarían las cuentas del IVF. Si hoy no pasa todo esto es porque se solucionó gracias a un inversor y porque, realmente, como quedó acreditado, el VCF tenía un gran valor y era atractivo a nivel mundial.

Por mucho que la UE lo afirme como base de su decisión, decir que en 2009 el Valencia CF valía cero, para así justificar la existencia de una ayuda de Estado, es un atrevimiento y una falacia. Además de una falta de respeto a los accionistas que pagaron más de 18 millones de euros en aquella ampliación de capital.

Será interesante ver ahora la respuesta del gobierno local, especialmente el IVF y la Generalitat. El Valencia, estoy de acuerdo con Layhoon Chan, no es cualquier cosa. Es una empresa senyera de la Comunitat Valenciana, que genera economía, proyección internacional, miles de puestos de trabajo indirectos y paga muchos millones de euros en impuestos. La demagogia fácil no cabe con el Valencia, hay muy pocas sociedades con casi 98 años de historia que hayan hecho tanto por nuestra tierra.

Según mi información, mientras espera la decisión a la apelación presentada, el VCF también ha presentado una solicitud de suspensión del pago a la UE. Ese dinero, mientras no se resuelva el caso, no debería salir de las arcas del Valencia porque el daño al club será irreparable; no se trata de ninguna deuda a la ciudadanía que restañar y no podrá ser utilizado para ningún otro fin durante los próximos años hasta que no haya resolución del caso. Congelar el dinero en una cuenta sería igualmente dañino y bloquearía los planes del club en un momento muy complejo. Parece ser que sin precedentes legales a esta situación, el margen de maniobra de nuestras instituciones públicas sí existe, al menos hasta que la UE diga si cabe o no suspender cautelarmente la citada recuperación del dinero.

El IVF debe olvidarse de ese papel adoptado desde hace unos meses en el caso del Valencia, desechar ese rol fácil de recaudador insensible, de mero brazo ejecutor sin matices y debe apoyar al club en su justa reclamación, mientras haya resquicio y base legal. Actuar sin esa sensibilidad institucional, pensando más en facturas políticas o en recaudar un dinero, que no podrá ser utilizado, cuando el asunto está en proceso de resolución legal sería imprudente. Si la ley ampara al Valencia, la Generalitat debe defender al Valencia. Simplemente, es su obligación moral ante un club emblemático, al día y con unos gestores que le han ahorrado mucho dinero y muchos problemas.

Los aficionados y los accionistas, todo el valencianismo, estamos expectantes y esperanzados de que se actúe con la responsabilidad institucional y el respeto que merece el Valencia Club de Fútbol. No me cabe duda que el Valencia, sea justa o injusta la sanción, acabará pagando si hay resolución negativa a su recurso. Pero en el camino, la Generalitat debe evitar ponerle más dificultades y debe ser considerada tanto con los inversores que llegan a nuestras tierras con el dinero por delante y mucho más considerada aún con la sociedad civil más grande que tenemos los valencianos: el Valencia Club de Fútbol.