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La batalla del carril-bus nocturno

Hay que construir sobre la tolerancia y evitar batallas en las que se pone por delante la victoria sobre las consecuencias. ¿Es necesario prohibir el aparcamiento por la noche en el carril-bus?

Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar cosas». La frase es del escritor brasileño Paulo Coelho. Y es cierto. Pero hay veces que esa fuerza puede conducir a cambiar por cambiar situaciones, buscando argumentos que lo justifiquen, y no a la inversa.

Algo así es lo que está sucediendo en la Mesa de la Movilidad de Valencia en relación con la autorización para aparcar vehículos privados en los carriles-bus de la ciudad por las noches.

La mayoría de las asociaciones de taxistas, el comité de empresa de la EMT, la federación Bici Club de Valencia, la plataforma motera de seguridad vial, la asociación valenciana de autoescuelas, Stop Accidentes, además de la asociación de vecinos Russafa Descansa y la coordinadora de vecinos de Ciutat Vella, han suscrito el documento reclamando al alcaldde de Valencia la reversión de la medida.

Yo, personalmente, puedo entender la posicición de las asociaciones de taxistas, impulsoras de la iniciativa, puesto que el aparcamiento en los carriles bus por la noche les supone una importante merma de ingresos por la pérdida de una potencial clientela.

También puedo comprender la posición de las asociaciones de vecinos de las zonas afectadas, aunque en este caso los problemas se generan más por cuestiones de incivismo que por el hecho de que los vehículos aparquen en el carril-bus.

Respecto al comité de empresa de la EMT, son parte implicada en el tráfico con las líneas del «correnit» y son los que pueden conocer la situación del tráfico. Sin embargo, no alcanzo a entender las razones que mueven a otros colectivos que han sumado su apoyo a esta iniciativa.

Hay una palabra clave: convivencia. Y la autorización de aparcar en el carril-bus permite, entre otras cosas, activar la vida nocturna de la ciudad en ámbitos que nada tienen que ver con las prácticas incívicas; hablo de cines, teatros, restaurantes,..

Y la facilidad de desplazamiento es fundamental para promover la participación en estas actividades ligadas a la cultura y tocadas de muerte en muchos casos después de estos últimos años de crisis.

El transporte público por las noches „autobuses o metro„ resulta insuficiente, cuando no, inexistente en algunas zonas del extrarradio. Y si se trata de personas que viven fuera de la ciudad, esos desplazamientos resultan imposibles a partir de determinadas horas.

Hay que construir sobre la tolerancia y no plantear batallas en las que se pone por delante la victoria sobre las consecuencias.

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