Un chiste circulaba entre las élites londinenses en los años de la crisis de las vacas locas: «Una vaca se encontraba con otra y le decía€ ¿sabes lo de las vacas locas?, y la otra le contestaba€ no, ¡yo soy un conejo!». En la civilizada Albión se utiliza desde entonces el acertijo para calificar a aquel político cuya conducta identificamos nosotros como ponerse de perfil. Es lo que mi estimada colega de partido, candidata alternativa a la presidencia del PPCV está haciendo: hacerse pasar por un conejo o ponerse de perfil ante los problemas.

Efectivamente, cuando la conducta que nos ha afeado nuestro electorado ha sido la falta de transparencia, la actual presidenta y su aparato esconde censos, utiliza la posición que ocupa en la dirección del partido para jugar con ventaja por la Presidencia del PPCV y convoca primarias discriminando a simpatizantes respecto a militantes, cuando a los primeros nada les impide el derecho a opinar y participar; y aún mas, se saca de la chistera un número indeterminado de avales de la noche a la mañana. Y como si no fuera con ella, cuando lo sabe, se pone de perfil.

Y sigue poniéndose de perfil cuando uno de los principales problemas que tenemos en casa que trata de ocultar es la división por la antigua pugna entre campsistas y zaplanistas y el embrollo no tan reciente de las líneas rojas, en ambos casos por la obsesión de recientes dirigentes que aun están ahí, los mismos que la impusieron y la sostienen. Pensaron equivocadamente que cediendo a la estrategia de la izquierda de ganar en los tribunales lo que eran incapaces de alcanzar en las urnas fuera a salvarles; en la mayoría de los casos la acusación ha resultado falsa, y ellos lo sabían pero les encantó la purga de antiguos dirigentes: ¿han pedido disculpas?, ¿ha rehabilitado su sucesora a los heridos en su honorabilidad? Y la pregunta es: ¿por qué permanece callada? Si no restablecemos la unidad, jubilamos mediocres dirigentes de antaño y cosemos viejas heridas no avanzaremos.

Pero donde más se le nota su delgadez es cuando no quiere reconocer que para recuperar los más de 350.000 votos que perdimos con la anterior dirección a causa de sus errores, y que vendrán a nuestras filas, más pronto o más tarde, por el sectarismo de la izquierda social-comunista en las instituciones valencianas, y a la incapacidad de Ciudadanos para cualquier tipo de acción política. El problema va a ser, cuando vengan esos votos, si lo hacemos bien ahora y reconstruimos en torno a nosotros el bloque de centroderecha, liberal-conservador, ¿quién lo va a administrar?, ¿con que política?

Yo apelo a la transparencia y a la unidad en el PPCV pues en casa caben todos, a la excelencia en el trabajo político sin condicionantes de linchamientos pasados, a la independencia profesional de los nuevos dirigentes, que creen en la vocación de servicio a los demás sin hipotecas con anteriores dirigentes que les obliga a ponerse de perfil como suele hacer mi muy estimada candidata alternativa ante los problemas que nos acosan al partido y al pueblo valenciano al que queremos representar.