El cambio climático dejó de ser una prioridad para el Gobierno de los EE UU el primer día de Donald Trump en la Casa Blanca. El reto del calentamiento global no solo desapareció de su página web, sino que ya se han anunciado recortes de financiación para la investigación climática y ambiental.

La reacción contra la nueva política norteamericana ha sido rápida y ya se ha convocado la March for Science el próximo 22 de abril, Día de la Tierra, en Washington DC, aunque pretende convertirse en un movimiento internacional. Ante la politización del cambio climático y el sensacionalismo informativo vinculado a este fenómeno, se clama a la conexión con la ciudadanía a través de experiencias próximas a la vida cotidiana. La revista Nature Climate Change argumenta que es necesario involucrar al público, no a los políticos, para defender políticas basadas en evidencias científicas. La publicación referente aboga por el papel de las instituciones culturales y artísticas para convertirse en plataformas apolíticas donde la ciencia del cambio climático pueda conectar con la vida de las personas. En este sentido, el catedrático de Ecología de la Universitat de Barcelona Narcís Prat insta a la comunidad universitaria a implicarse en la comunicación de este fenómeno. Por este motivo, el grupo EcoclimaUB, en colaboración con estudiantes, profesores y miembros de la Facultat de Biologia, han puesto en marcha diversas acciones de divulgación climática en el campus barcelonés. Las iniciativas son múltiples, de hecho, el próximo sábado 25 de marzo, la organización WWF celebra nuevamente La Hora del Planeta, una llamada mundial a apagar las luces de 20.30 a 21.30 horas.