Las precipitaciones se pueden agrupar en función de la intensidad. Por poner un ejemplo, las más frecuentes en las ciudades de Girona y Barcelona, de clima mediterráneo, son las de baja intensidad -inferior a 5 mm/hora-, y las menos frecuentes son las fuertes -con más de 30 mm/hora-. Son excepcionales en Girona las precipitaciones con intensidades iguales o superiores a 60 mm/hora, aunque la máxima precipitación caída en una hora es de 79 mm en el período 1911 a 2015.

Esta precipitación se produjo el día, y fue fruto de una tormenta intensa. Las lluvias con cantidades acumuladas iguales o superiores a 30 mm/hora siempre están asociadas a tormentas, con la nube típica, el cumulonimbus, mientras las inferiores a 5 mm/hora van típicamente acompañadas de nimboestratos, estratos y estratocúmulos, pero especialmente los dos últimos. En Barcelona, según estudios realizados por el departamento de meteorología del pluviógrafo Jardí, las precipitaciones fuertes producen acumulaciones más altas que en la ciudad de Girona, llegando hasta 88 mm/hora el día. Es curioso que en Barcelona, con una pluviometría claramente inferior en Girona (600 mm versus 791 mm de media anual), la precipitación caída en una hora sea superior, pero esto lo hemos de asociar con la proximidad del mar de ambas ciudades. La situación geográfica de Barcelona, al lado del mar Mediterráneo, hace que las tormentas sean más eficientes pluviométricamente que en Girona, que está a 28 km del mar.

Hay otra diferencia entre ambos observatorios, la frecuencia de las precipitaciones intensas es relativamente más elevada en Girona en comparación con Barcelona en verano y menor en otoño. No obstante, hay algunas excepciones, como el fuerte aguacero de la noche del 31 de julio al 1 de agosto 2002 en Barcelona, en la que cayeron 176 mm, 248 mm en Montgat.