Hoy de nuevo retomamos nuestro viaje por los planetas y lunas del sistema solar y lo hacemos nuevamente por las inmediaciones de Saturno, concretamente hoy visitaremos el diminuto y blanco Encélado. Con un diámetro de 500 km -6,8 veces menor que el de nuestra Luna- al lado del gigante gaseoso Saturno esta pequeña luna parece una mota de polvo, no obstante y dadas sus peculiaridades varios científicos han coincidido en señalarla como el objetivo número uno para encontrar vida microbiana fuera de nuestro planeta.

Existen varios factores fundamentales para poder descubrir de primera mano la existencia de vida -microbiana- en nuestro sistema solar, el primero se cree que es la presencia de agua líquida, no obstante, este requisito por sí solo no es suficiente como para generar vida, necesita de que esta agua se encuentre en contacto con los minerales de la superficie rocosa y también de unas temperaturas lo suficientemente altas como para favorecer las reacciones químicas cruciales para que surja la vida. Además, para poder consumar de primera mano este descubrimiento tan importante, la accesibilidad al lugar donde se desarrolle la vida es fundamental, puesto que otros lugares con gran potencial para encontrar formas de vida como la luna de Júpiter, Europa, se encuentra tan cerca de este planeta que la interacción con su ionosfera la sitúa en una región de potentes vientos solares que podrían arruinar cualquier expedición en busca de vida. Por el contrario, en Encélado, el problema con el viento solar es mucho menor y el acceso hasta el agua y vapores de su superficie es directo y asequible, puesto que estos emanan de forma natural a través del hielo desde su interior. Con unas temperaturas de -180ºC puede parecer imposible encontrar estas emisiones en la superficie a través de géiseres, no obstante, debido a la interacción gravitacional entre Encélado y Saturno, en la región del polo sur de esta pequeña luna helada existen fricciones lo suficientemente potentes como para que el mar subsuperficial de su interior se caliente lo suficiente como para llegar hasta la superficie mediante dichos orificios, puede que arrastrando consigo algunos de los microrganismos que se cree habitan en el.

Para poder encontrar de forma generalizada formas de vida en la superficie se necesitaría que Encélado fuera de un tamaño mucho mayor, como su vecino Titán, ya que le permitiría poder retener los gases emanados en la atmósfera, de manera que con el paso de los eones esta pudiera desarrollar un efecto invernadero que descongelara su superficie favoreciendo mayor cantidad y variedad de formas de vida.