Hay preguntas tontas y respuestas tontas. Con todo, y como es sabido, las respuestas tontas lo son más (más tontas) que las preguntas, por una razón muy sencilla: las respuestas tontas tienen la alternativa del silencio que, si no es sabio, al menos puede parecerlo; mientras que la más tonta de las preguntas se fundamenta en el reconocimiento de la propia ignorancia, lo que, al ser cierto, ya presupone una certeza y bueno es que se reconozca de antemano. Y quien dice preguntas y respuestas dice problemas y soluciones, con el añadido de que mientras una pregunta tonta siempre es una verdadera pregunta, sin embargo, un problema tonto es un falso problema, un problema que no tiene otra solución que su disolución. Añadiré (¡un poco de paciencia, collons!) que otrosí ocurre con las declaraciones y las réplicas, o sea, con los dimes y diretes: que los hay tontos y tontos, aunque unos y otros no lo sean tanto.

Esto que les acabo de escribir (y al recibo de ésta espero que se encuentren bien de salud, g. a d.) lo pensé mientras andaba casi al trote por el caminito 5k del río. Y, al no ser capaz de andar y escuchar música, por ejemplo y al mismo tiempo, me da por pensar, sin dejar de fijarme en los últimos cambios o avances en la ropa deportiva, que eso sí sé hacerlo a la vez. Y pensaba en esas distinciones que les he hecho en el introito, en esos conceptos o categorías o perchas, para aplicarlas a lo sucedido con la declaración o dime de Ribó, cuando expresaba su opinión estética de que «las fallas son más grotescas y las hogueras más artísticas», y las réplicas o diretes de otros. Yo, por mi parte, he llegado a la conclusión de que es mejor que se saquen la suya. En el supuesto de que el juicio de descripción estética de Ribó sea tonto, ¿no sería mucho más tonta la réplica o direte de Fernando Giner cuando dice que «llamar grotescas a las fallas es insultar a los valencianos», y confundir el todo con la parte y los usos del lenguaje? Y qué me dicen del direte de Bonig -que cuando quiere, ¡y mira que quiere!, es Malig- al asegurar que «esta es la gota que colma el vaso. Compromís es radical y el señor Ribó no deja de ser un comunista de toda la vida, con iPad y iPhone, pero radical y comunista, y por mucha cruz que se ponga la señora Oltra y mucha cara amable, no dejan de ser lo que son, sectarios, y el sectarismo y el totalitarismo lo que lleva es a intentar controlarlo todo, y a la fiesta no se la controla, se la ayuda». Perdonen la longitud de la cita, pero es que la tontería es mucha; en cualquier caso, ¿eh, qué me dicen?

(Mientras contestan, debo decirles, ahora que a muchos les ha dado por hacerle ascos a los extranjeros con su blablablá, que a mí me encanta pasear por las calles de mi ciudad cosmopolita y sorprender retazos de conversación en una babel de lenguas que nos enriquece. Ahora mismo soy capaz de no entender nada en varios idiomas, y todo gratis, sin ningún mérito ni esfuerzo. Cosa que antes no).