Entre el 9 y el 10 de agosto hemos tenido una situación que ha dado mucho juego. Para empezar, durante el 8 de agosto había mucho cachondeo entre quienes eran escépticos ante el anunciado cambio y preguntaban dónde estaba el «frío», que ya había llegado al norte y al oeste pero que, como es habitual y había sido anunciado, en el sudeste, no sólo no se notaba, sino que repuntaba el calor. Seguro que no opinarán lo mismo después pero no lo reconocerán. AEMET puso en naranja y amarillo varios sectores de las provincias de Alicante, Valencia y Murcia y, aunque hubo gente que les acusó antes de tiempo de haber alarmado a la población para nada, yo creo que no estuvieron mal. Luego, lo de siempre: en algunos puntos más de 100 mm, en otros, trombas locales más o menos apreciables y en otros, el 0 absoluto, y todo a pocos kilómetros de distancia. Los que han recibido mucho dicen que no sirven esas trombas y que, además, ponen en evidencia determinados puntos muy turísticos, como si todo hubiera sido organizado por un colectivo antiturismo. Lo cierto es que estas trombas, más habituales fuera de la temporada turística pero en absoluto raras ahora, dan mala imagen a ciertos enclaves. En otros casos, los que nos hemos quedado a 0, nos quejamos de ser un rincón olvidado en el que no llueve nunca, olvidando que en invierno recibimos más y mejor agua que nadie casi en toda España. En muchos casos la incultura científica de la red dice que la culpa la tiene la geoingeniería, pero lo curioso es que ha llovido más en zonas de turismo de sol y playa que en el interior y eso quita peso a las teorías de la conspiración, pero que nadie se preocupe, ya buscarán ellos alguna rendija. Las temperaturas son impropiamente bajas para la época pero eso es tan poco normal y tan culpa del cambio climático como el que sean altas. Yo, la verdad, me limito a verlo como un respiro porque en mi casa, sin aire acondicionado, con todo el día con las ventanas de par en par he reducido la temperatura interior de 30,5 ºC a 25 ºC y he vuelto a taparme después de semanas. Pero claro, como dice mi suegra, ha dicho la tele que va a volver a hacer calor y es que, evidentemente, sólo estamos a mediados de agosto.