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Las Embajadas de Ontinyent las escribió en 1860 el secretario de Isabel II

El lunes 28 de agosto son las Embajadas de las fiestas de Moros y Cristianos en Ontinyent, a mediodía la Embajada Mora y a las seis de la tarde la Cristiana. Los Embajadores de ambos bandos teatralizan una lucha disputa para apoderarse de la Villa.

El texto de las Embajadas de Ontinyent es un tesoro literario que data de 1860. Lo escribió un erudito entroncado con la ciudad, hijo de mujer ontinyentina, Joaquín José Cervino y Ferrero, jurista, Magistrado del Tribunal Supremo y secretario particular de la reina Isabel II. Ayuntamiento y Fiesta han declarado este el Any Cervino, con motivo del 200 aniversario de su nacimiento y en homenaje a su contribución literaria a esta tradición, habiéndolo declarado Hijo Adoptivo de la Villa a título póstumo.

Desde entonces, inalterablemente, los protagonistas principales de las Embajadas recitan de memoria el medio centenar de folios que ocupan sus diálogos e intervenciones. A lo largo del año, quienes desempeñan tales papeles, se aprenden ad pedem litteram, el libreto titulado Embajadas del Moro y del Cristiano para las fiestas que se celebran en la Villa de Ontinyent en honor al Santísimo Cristo de la Agonía . Recitan los parlamentos tal cual fueron escritos, en lengua castellana.

En 2010, recuerdo que la Societat de Festers del Santissim Crist de l´Agonía los editó, con un interesante prólogo de Fermín Ferrero Sanchis, popularizándolos más aún si cabe. Hijo de militar nació en Tortosa, el 18 de mayo de 1817 y murió en Font de la Figuera, el 21 de diciembre de 1883, donde está enterrado, por tener allí una finca familiar. Buen escritor en una de sus obras decía: "Yo que no he conocido otra patria desde antes de cumplir los dos primeros años de mi existencia; yo que he pasado en los valles de Onteniente los días más venturosos de la vida, los días de la niñez; yo en fin que he recibido de los habitantes de dicha población honrosas distinciones, no he podido resistir al deseo de dejarle en mis versos un recuerdo, aunque pobre, prenda de gratitud y cariño. ¡Ojalá le sea tan acepto como por mi parte es afectuoso y sincero!". Cuenta Ferrero que Cervino alcanzó su mayor éxito en 1860 cuando consiguió un premio de la Real Academia Española por su obra La nueva guerra púnica, o España en Marruecos, que celebraba los triunfos de las armas españolas en la guerra de África. La propia reina Isabel II impuso la medalla de oro al prolífico Cervino?. Por todos estos méritos cuando los festeros y el Ayuntamiento de Ontinyent se dirigieron a él para solicitarle unos textos que serían representados en la última jornada de las fiestas de Moros y Cristianos, lo hacían a sabiendas de su versatilidad y competencia en una temática que dominaba a la perfección, a la que añadió el vínculo personal con la ciudad, tan querida por él que sus colegas de letras reflejan en escritos y citas las continuas recomendaciones que el magistrado Cervino les trasladaba sobre su tierra en la Vall d´Albaida.

Los versos están lleno de referencias a Ontinyent y sus personajes ilustres. Amorosos y patriotas versos que comienzan así: "Insigne villa, en quien el cielo santo/Derramó a manos llenas sus bondades,/ Y en los días de gozo fue tu escudo./ Y fue tu amparo en los adversos trances;/ Tú, villa de Ontinyent generosa, /Tú, reina augusta del más lindo valle,/ Tú, la de fuentes límpidas y puras,/ Tú, la de fecundísimos raudales,/Tú, que te ves de flores coronada,/ De espigas y racimos, en la margen/ Del risueño Clariano, cuyas ondas/ Besan tu pie al rendirte vasallaje/". Y ya casi al final de la lucha y la dialéctica, el Embajador cristiano, en respuesta al emir Moro que se le resiste, proclama: "Cristo por su Agonía en nuestra ayuda/ Vendrá, y a ser consuelo en nuestras ansias./ El pecho me lo anuncia: acaso hoy mismo/ Podamos tremolar la enseña santa/ Sobre la torre que el Clariano copia/ En el cristal de su corriente clara./ Nunca más perderemos estos muros/". Y cae rendida la plaza a favor de los cristianos.

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