Resulta bochornoso el proceso de selección con el que la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació nos está obsequiando. Las reglas parecen claras: hecha la ley, hecha la trampa. Hace tan solo dos semanas, se comunicaba a través de la página web de la Corporación el resultado de la primera fase de selección de candidatos a formar parte de la plantilla de la nueva radiotelevisión valenciana. En un halo de legalidad y normalidad, se otorgó a los propios aspirantes la responsabilidad del autobaremo, que conformó una lista provisional de jefaturas pertenecientes a lo que algún día fuera dicho medio.

La sorpresa ha llegado con la vuelta al cole, cuando la Corporación ha colgado la nueva lista producto de la segunda fase: la memoria. En este caso, fue la propia Empar Marco, junto a su equipo, la encargada de puntuar del 1 al 35 a los candidatos en base a una memoria en la que debían reflejar su originalidad, capacidad de redacción y competencia estilística. Como el primer día de colegio, la lista ha separado por clases, situando los currículums más curtidos entre los últimos puestos, y a los suspensos en la primera fase entre los primeros de la lista. Parece verdad eso de que los últimos serán los primeros y de que a los valencianos se les está estafando a los cuatro vientos.

El 'suspenso en la memoria' se lo debería aplicar el propio equipo de Marco, por concentrar todos sus esfuerzos en la manipulación de este sistema de baremo tan especial como injusto y olvidar su verdadera razón de ser. Parece confirmarse que no recuerdan lo que pedía la sociedad valenciana: un medio transparente y plural, y no una copia barata de lo que ya se había desterrado. Hacen gala del compromiso que luego no llevan a cabo, se definen como transparentes pero después cocinan la ley.

Si algo ha quedado claro en los últimos meses es que la falta de ética y estética se mantiene al orden del día perturbando y corrompiendo una de las herramientas más potentes de la ciudadanía. Mientras todos vemos manipular nuevamente el medio de comunicación de los valencianos, el gobierno del Botànic continúa abriendo puertas y mirando hacia otro lado. Alevosía y nocturnidad dicen en las películas, perversidad y resentimiento diríamos otros, porque no se limitan a copiar, sino que se esfuerzan por demostrar que son capaces de hacerlo peor y además regocijarse.