Sirvan estas líneas para mostrar mi más sincero agradecimiento a la Generalitat, que ha querido premiar al Instituto Confucio de la Universitat de València con su distinción al mérito cultural del 9 d´Octubre. Un galardón que viene a confirmar el talante original con el que nació, hace ahora diez años, y que puso en marcha nuestra cinco veces centenaria Universitat. Lo que comenzó siendo un incipiente proyecto de difusión cultural, que requirió de un trabajado entendimiento de varios años con nuestra contraparte china, se estableció en la primavera de 2007 y comenzó a servir a la comunidad estudiantil y a la sociedad en noviembre de ese mismo año.

Es evidente que no cabe en este artículo la prolija relación de las autoridades de aquel momento, personas comprometidas, docentes colaboradores y centenares de voluntarios que nos han ayudado en la tarea de construir un Instituto Confucio a la altura de las necesidades y de las expectativas sociales valencianas. Pero deseo expresar también que, sin quienes arrimaron el hombro en cualquiera de las centenares de actividades que hemos realizado en esta fecunda década, no podría haber recogido la distinción con la que nos ha honrado la Generalitat.

Un honor que es doble, puesto que el reconocimiento tiene lugar, y lleva el propio nombre, del día de nuestra Comunitat Valenciana, el 9 d´Octubre. Un mes que también tiene varias fechas coloreadas de rojo. El primero de este mes tuvo lugar el 68º aniversario de la proclamación de la República Popular China, un hecho que cambió la historia de esa milenaria civilización sin la que no se entiende bien el pasado, y que compartimos con las asociaciones chinas valencianas en un acto en el Ateneo Mercantil. El pasado miércoles 4, además, celebramos con la sociedad valenciana la fiesta de la Luna o del Medio Otoño, una festividad milenaria del calendario tradicional chino. Una fecha que tiene en la observación de la redondez y la brillantez de la luna llena a su protagonista principal, que se celebra en familia, y en la que se degustan los yuebing, pastelitos salados o dulces según la diversidad geográfica, y que congregan a todos los miembros de la familia en torno a una mesa con la luna como protagonista. También el concurso de dibujo ´Confucio llega a València por la Ruta de la Seda´, celebrado el miércoles 3 en colaborción con El Corte Inglés, hizo que muchos escolares de Primaria y Secundria vincularan pictóricamente al maestro Confucio con nuestro rey Jaume I y con las tradiciones valencianas.

No quiero cansarles con cifras pero sí les diré que por las aulas del Instituto Confucio han pasado en estos años cerca de 5.000 estudiantes y que muchos han llegado a completar su formación lingüística con un considerable éxito. La lengua ya no es la Gran Muralla que nos separa de China y la mayoría de quienes se acercan a su dominio pierden el miedo a conocerla y a estudiarla. Un conocimiento que lleva adosado, entre sus complejos caracteres, una indeleble huella cultural y un sistema de pensamiento que sobrepasa a la exclusiva adquisición del idioma.

Esta distinción al mérito cultural, que viene a reconocer el trabajo del Instituto Confucio por difundir la lengua, la cultura y la sociedad chinas en nuestra comunidad, nos anima aún más si cabe a proseguir en dicha tarea. Una meta para la que nos marcamos las más altas exigencias, y que empezaron a dar sus frutos al ser reconocido en 2015 como Instituto Confucio Modelo, que sólo tienen 15 de los más de 500 en todo el mundo. Y, además, hemos llevado la Comunitat Valenciana más allá de nuestras fronteras al editar y publicar desde 2010 la revista español-chino Instituto Confucio, la única publicación cultural bilingüe que sirve como puente entre China y Latinoamérica. Por ello, sellamos desde el inicio nuestro patente compromiso de convertirnos en una sólida plataforma que supere los más de 9.000 kilómetros que separan China de València. Creemos firmemente que solo el mutuo entendimiento, que proporciona una sincera relación de afecto, es el mejor antídoto contra la ignorancia y el miedo al otro o al diferente.

Por último, no quisiera acabar estas líneas sin felicitar al resto de personas e instituciones premiadas y a quienes lo han sido a lo largo de las más de tres décadas que han pasado desde la instauración de estos galardones. Es un gran honor para el Instituto Confucio de la Universitat de València compartir con todas ellas las distinciones del 9 d´Octubre, que dignifican a quienes las reciben, y que nos reconocen en la tarea de perseverar al servicio de la sociedad valenciana.