«Usted no debe quedar sin mi saludo en

vísperas de Navidad, cuando en medio de

la fiesta lleva su soledad más difícilmente

que nunca». Rainer M. Rilke (Roma, 1903)

Entre dos siempre uno ama más que otro. Existe el amor como actitud universal o la asfixia afectiva con exclusividad y posesión. Sin renuncia a sí mismo no hay amor. Es fácil querer a quien está por la labor. El verdadero amor crece en la dificultad. La superación de la contrariedad. El amor, se cultiva o muere. No hay amor sin resistencia. Hay modas que irritan: las postales navideñas por internet y la reproducción impresa de trazos caligráficos. Un saludo, una despedida o la firma en formato simulacro. Como si fuera pero que no es. Compendio de mal gusto con pretexto de lo baratito. Cuesta poco pero vale menos. Exponente de la «coentor»

«L´idole des jeunes». Días atrás desaparecía Johnny Hallyday. Al borde de un tiempo de reflexión, balance y sosiego. La vida no es una línea recta. El país galo despidió a Jean- Philippe Smet, su verdadero nombre, tras un comunicado del Elíseo. Con funeral de Estado, del templo de la Madeleine al Arco de Triumfo en París. Emmanuel Macron, François Hollande y Nicolas Sarkozy, tres presidentes de la República Francesa abrían la marcha. Todo un factor sociológico acababa con él. Su musa, Françoise Hardy, le acompañaba en una mítica portada de la revista Salut les Copains, junto a Sylvie Vartan— «la plus belle pour aller danser»- su compañera fiel.

Estilo de vida. Hallyday visitó València en 1962, junto a Hardy y Vartan para animar el ambiente fallero en el Parador del Foc. Impacto de la cultura francófona de la chanson. Se ha banalizado su significación. Figura controvertida, más allá de su trayectoria turbulenta. Llenaba el Parque de los Príncipes, el estadio de Francia, en 1993 y en 2003, reuniendo en su apabullante aforo a cuatro generaciones de franceses. Impresionante su entrada abriéndose paso entre la multitud hasta el escenario. No era broma ni una frivolidad. Memorables sus conciertos en el Olympia de París, muy cerca de la Opera Garnier. Y Bruno Coquetrix su legendario productor. Simbolizó la época de aproximación gala al influjo del estilo de vida estadounidense, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Elvis Presley, el mito de James Dean impregnado del magnetismo de la poesía y la música del Bob Dylan, mucho antes de ser premiado con el Nobel. Joan Baez en la recámara. A caballo entre el existencialismo, el aterrizaje posbélico y una dosis de glamur apoyada en el fenómeno beat. Hitos que marcaron el fenómeno cultural que Françoise Hardy plasmó en su canción Le temps de l´amour: «C´est le temps de l´amour, le temps des copains et de l´aventure. On ne pense a rien, malgré ses blessures».

Edad de la razón. El amor está detrás de muchos acontecimientos que impactan. Inspira el fenómeno soberanista catalán. El amor a la tierra. Resulta absurdo pretender controlarlo desde la incomprensión, con la aplicación de un artículo de la Constitución. Los valencianos conocemos las dificultades del desamor y la propuesta de recetas que van desde la sumisión a la exacerbación de las pasiones, pasando por la renuncia a las competencias autonómicas y favorecer así los planes de la administración central del Estado. Enamoramiento el protagonizado por el flamante ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, con facultades para seducir la indignación de los valencianos. Aunque desconoce lo fundamental: su idiosincrasia. Los empresarios prendados del poder o de la puesta en escena. Sed buenos y os daré carreteras y vías de tren que, según dice, pagará el Estado con el dinero de todos los españoles, incluidos los valencianos. Círculo vicioso en forma de lluvia de millones a largo plazo. Sin concretar cuando se realizará el definitivo soterramiento del acceso ferroviario a València, para que la ciudad culmine el proyecto de la Estación del Norte con Parque Central añadido.

«Ars amandi». Las políticas española y valenciana no se caracterizan por un clima de amor y concordia. Los excesos son contraproducentes. ¿España ama a la Unión Europea? ¿La Unión Europea se siente compenetrada con el Estado español? Angela Merkel reconoce sus errores y camina hacia el gran pacto con Martin Schulz, líder de la sociademocracia alemana. Mariano Rajoy, incapacitado para el ars amandi , fracasa en la crisis catalana en beneficio de Ciutadans, con Albert Rivera e Inés Arrimadas, pareja de éxito. Urge revertir el sentido de las relaciones entre Estado central y autonomías. Primordialmente las periféricas. La realidad española responde al conjunto de los territorios que la constituyen y en ese proceso sólo el relato donde predomine el amor puede cuajar. En la letra de Françoise Hardy «car le temps de l´amour, c´est long et c´est court, ça dure toujours. On s´en souvient». Olvidarlo sería desalentador.