Antonio Gascó, Benicàssim

Hubo acuerdo entre público y jurado en la cuadragésimo segunda edición del Certamen Internacional Francisco Tárrega de Benicàssim, puesto que el guitarrista ruso Dimitri Illarionov, unió al primer premio el del público, añadiendo, además, el de la mejor interpretación a la obra del titular del festival. Todo un triunfo que coloca al intérprete, que ya había sido finalista en anteriores ediciones del certamen, entre la cúspide de los más galardonados de su historia.

El jurado determinó con su veredicto que fueran finalistas los guitarristas Boris Tesic de Bosnia y Andrei Parfinovich de Rusia. El segundo premio se le adjudicó al chileno Renato Serrano. El tribunal tardó casi una hora en atinar con el veredicto, tras escuchar a los cuatro finalistas que actuaron acompañados por la orquesta Cambra XX bajo la dirección del maestro Victor Lemko. El acta ase firmaba a la una treinta de la madrugada de ayer sábado día seis.

Con el teatro municipal de Benicàssim repleto de público (la final es aún la única de las sesiones que tiene un destacado poder de convocatoria de las del Tárrega) ocupó el escenario el bosnio Boris Tesic, que ofreció el Concierto del Sur de Ponce. Fue una lectura la suya bastante desabrida y con poco sonido. Muchos aficionados se preguntaron como fue posible que el jurado le pasara a la final, en detrimento de otro colega que tal vez tuvo mas nivel en las sesiones previas, como fue el brasileño Gustavo Silveira.

Actuó en segundo lugar el ruso Andrei Parfinovich, con un sonido amplio y muy pianístico que desgranó una sugestiva versión de la Fantasía para un gentilhombre de Rodrigo.

La orquesta se animó mucho mas con la segunda de las lecturas de la obra de Ponce (los dos conciertos se repitieron en la noche) y estuvo más centrada, merced a la interpretación del solista chileno Renato Serrano, meticuloso y preciso en la dicción y con un sonido suficiente, por supuesto muy superior al de su colega bosnio. Su lectura del Capricho árabe de Tárrega estuvo bien concebida, aunque lenta de tiempo.

El triunfador de la noche, cuyo sonido no es para nada crecido, aunque si bello, le concedió intención a la Fantasía de Rodrigo, demostrando seguridad y solvencia, valores que se repitieron en las virtuosisticas Variaciones Paganini sobre el Carnaval de Venecia de Tárrega. El público le braveó al término de sus dos intervenciones, demostrando con sus aplausos su apuesta a modo de veredicto.

La orquesta, pese a no ser una formación estable, cumplió muy bien, en el acompañamiento de los dos conciertos (curiosamente dedicados a Andrés Segovia por sus autores y grabados por él en un mismo vinilo dirigido por Enrique Jordá) con un conjunto de maderas de excepción y una sección grave de la cuerda de suntuosa emisión. El hecho de contar con instrumentistas de alto nivel profesional se patentizó en las respuestas individuales y del conjunto. De entre todos cabe destacar por paisanaje, la prestación del excelente óboe benicense Roberto Turlo.

El maestro estuvo preciso en el gesto, tanto de cara a los concursantes, como a los instrumentistas de la agrupación orquestal. Su eficacia se agradeció.