«No se lo pensó dos veces, se tiró al agua para salvar al caballo, que en ese momento ya estaba hundiéndose, le echó el lazo, como en las películas de vaqueros, y le ayudó a salir». Así narraba ayer un testigo el espectacular rescate que un piragüista llevó a cabo para salvar a un caballo que había caído al mar en la playa del Gurugú, en Castelló. El animal, llegado de alguna villa de la Marjaleria, anduvo extraviado hasta que, probablemente asustado, se introdujo en el mar.

Según la Policía Local de Castelló, el caballo pudo ser rescatado gracias a la intervención de un hombre que se entrenaba con su kayak, un tipo de piragua en la que el tripulante va sentado, mirando hacia la proa, mientras se propulsa con su pala de dos cucharas

La escena, que bien hubiera podido filmar John Ford en uno de sus mejores westerns, ocurrió ayer por la tarde, sobre las 14.00 horas, cuando el propietario del animal alertó a la sala del 092 de que un caballo de su propiedad «se había asustado y se había internado al menos un centenar de metros mar adentro en la Playa del Gurugú», explican fuentes policiales.

Inmediatamente después, una patrulla de la Policía Local destinada en el Servicio Marítimo del Grao se desplazó al lugar indicado, al mismo tiempo que era movilizado Salvamento Marítimo, cuyos efectivos se dirigieron a la zona para colaborar en el singular rescate bajo la sorprendida mirada de las personas que paseaban por la zona. Los agentes municipales, al llegar a la Playa del Gurugú, comprobaron que efectivamente había un caballo dentro del mar. En la orilla se encontraba su dueño, el cual aseguró que el animal llevaba ya tiempo en el agua sin poder salir.

En ese momento, los agentes del 092 vieron que cerca del lugar donde se estaba ahogando el caballo había un piragüista que hacía deporte con un kayak. «Vimos que no se lo pensó. Al localizar al caballo en esas circunstancias se acercó a él y le ayudó a llegar hasta la orilla echándole el lazo». Finalmente, y gracias a la colaboración del deportista, un vecino de Vilafamés, el equino logró salir del agua, donde le esperaba su dueño.

El animal fue tranquilizándose poco a poco, mientras que el hombre que lo rescató prosiguió su día de entrenamiento con su embarcación. «No todos los caballos están acostumbrados a entrar en el agua y menos aún a nadar, aunque todos los caballos nadan; en este caso parece que el animal se había asustado e iba a la deriva. No hubiera durado mucho en esas condiciones. Además, la humedad excesiva puede dañar sus cascos», explica el testigo del rescate. Ayer por la tarde, el animal regresaba a su cuadra, propiedad de Vicente Manuel Alegre, un vecino de Benicàssim. Como casi siempre, el western tuvo un final feliz.