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Alta vulnerabilidad ante la crisis

Un estudio sitúa a la Ribera entre los territorios donde la recesión y la austeridad han causado un mayor deterioro del bienestar

Alta vulnerabilidad ante la crisis

El impacto de la crisis no ha resultado idéntico en todos los territorios. Lo pone de manifiesto el Atlas de la crisis, los impactos socieconómicos y territorios vulnerables de España, un estudio públicado por la editorial valenciana Tirant a partir de los indicadores económicos que arrojan los más 300 municipios españoles mayores de 20.000 habitantes, entre ellos Alzira, Carcaixent, Algemesí, Sueca y Cullera.

El trabajo concluye que la franja mediterránaa ha sido uno de los enclaves más golpeados, pero ofrece una mirada inédita al analizar y comparar datos por municipios.

De la comparación, la comarca de la Ribera no sale demasiado bien parada al figurar entre los territorios más vulnerables ante la crisis. La Ribera Alta, es decir Alzira, Carcaixent y Algemesí, quedan situados en la zona de vulnerabilidad «alta», mientras la Ribera Baixa, Sueca y Cullera, aparecen en la zona de impacto «medio», es decir la franja costera tendría más recursos para dar mejor respuesta a la crisis, según este estudio.

El trabaja señala que la crisis ha destruído en las zonas más afectadas parte de la capacidad productiva y miles de empleos, ha depreciado activos que estaban sobrevalorados como los inmobiliarios, lo que ha supuesto un deterioro de las condiciones de vida de aquellos sectores sociales más expuestos al riesgo, más vulnerables. Realmente, toda la provincia de Valencia se encuentra entre las zonas más vulnerables de España ante la crisis, porque a la quiebra de la economía residencial se une un progresivo abandono de la política industrial y de innovación y de apoyo a la pequeña empresa, que hace tres décadas convirtió a este territorio en exponente de especialización flexible, señalan los autores del Atlas de la Crisis.

Este abandono, unido a la alta presión de los exportadores asiáticos ha afectado de forma muy negativa a la capacidad competitiva de pequeñas y medianas empresas e incluso de sectores con larga tradición como el mueble, el juguete, la cerámica, el calzado el textil o el hogar, con la consiguiente destrucción del tejido productivo y el empleo.

Pérdida de empleos

El Atlas de la crisis maneja indicadores como la compraventa, construcción o precio de la vivienda, la pérdida de puestos de trabajo „la Ribera tenía 12.000 parados en 2007 y hoy tiene más de 28.000„ o la renta disponible, que también sitúa a la comarca por debajo de la media española y valenciana. En esta zona es de 1.868 euros por familia, en la C. Valenciana de 1.885 y en España de 1.916.

El Atlas busca los impactos socieconómicos e identifica los territorios vulnerables en un estudio que permite una visión inédita hasta el momento también con indicadores como el número de hipotecas, desahucios, el número de cotizantes a la Seguridad Social, la inmigración, las emancipaciones de jóvenes, incluso el número de manifestaciones ciudadanas o la pérdida de población, un dato que los autores detectan importante en municipios como Carcaixent o Cullera, a los que sitúan en el grupo de los que mayor población han perdido desde que estallló la crisis. Ambos están cerca de bajar de la barrera de los 20.000 habitantes.

Reducción de ingresos

El arquetipo que dibuja para los territorios más afectados por la crisis tiene un patrón similar en todos ellos, con el deterioro de las condiciones de bienestar de buena parte de la población que ve reducidos sus ingresos, precarizado su empleo y deteriorado servicios públicos esenciales.

El documento recoge cómo a los territorios más vulnerables les ha afectado especialmente el estancamiento de la actividad poductiva, del consumo y de la inversión y la paralización de la actividad inmobiliaria y urbanizadora, lo que ha conllevado una intensa destrucción del empleo.

Todo ello tras una crisis que comenzó siendo financiera e inmobiliaria para alcanzar después al conjunto del sistema económico y derivar en la actualidad en una crisis social y política de gran profundidad. Además, la imposición de un régimen de austeridad a partir de 2010 provocó una segunda recesión que acentuó la injusta distribución de sus impactos.

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