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Los vecinos ponen sus casas en venta para denunciar la inseguridad en l'Alquerieta

Los residentes alertan de nuevas ocupaciones de casa tapiadas y de la venta de drogas en el barrio

Los vecinos ponen sus casas en venta para denunciar la inseguridad en l'Alquerieta

Los vecinos de l'Alquerieta han vivido una etapa de relativa tranquilidad en la que, al menos de puertas hacia fuera, el tono reivindicativo que siempre les ha caracterizado se había suavizado, aunque los problemas de convivencia que arrastra desde hace años esta popular barriada de Alzira se han seguido soportando en silencio. También sin levantar la voz, muchos residentes han iniciado una protesta para denunciar la situación de inseguridad que se vuelve a percibir en el barrio y en los últimos días han proliferado en decenas de viviendas carteles que anuncian que están en venta. Se trata de una protesta simbólica, aunque algunos propietarios no ocultan que si aparece un comprador están dispuestos a marcharse.

La idea surgió en la última asamblea celebrada por la asociación de vecinos, en la que algunos residentes alertaron de que casas que se encontraban tapiadas han vuelto ser ocupadas por familias que no respetan las normas mínimas de convivencia. Otras fuentes consultadas también señalaron el temor que genera el continuo paso de vehículos hacia algunas calles donde supuestamente se trafica con droga. El malestar que fueron expresando los vecinos acabó con una especie de reflexión en voz alta de uno de los afectados, que argumentó que si no podían seguir viviendo en la barriada tendrían que vender sus casas y marcharse. La idea fue recogida por otro vecino, que planteó colocar en el máximo número de inmuebles carteles de «Se vende» para llamar la atención sobre la situación del barrio y, de algún modo, «ponerlo en venta», explicó un asistente.

Fuentes de la asociación de vecinos estimaron ayer en más de un centenar las familias que han secundado esta protesta silenciosa y han colocado los carteles de «Se vende» en sus casas. La calle Trafalgar, una de las más céntricas del barrio, es una de las vías donde esta protesta es más visible.

L'Alquerieta es un barrio humilde que, de forma cíclica, registra problemas por la presencia de familias conflictivas que no respetan las normas mínimas de civismo, lo que se traduce en molestias de todo tipo y hasta amenazas a los residentes. Años atrás se registraron incluso agresiones. También es un punto habitual de distribución de droga y, de hecho, en los últimos años se han realizado redadas con registros simultáneos en varias casas para desarticular organizaciones dedicadas a la venta de sustancias estupefacientes.

La asociación de vecinos de l'Alquerieta siempre se ha caracterizado por un carácter reivindicativo para mejorar las condiciones de vida del barrio, si bien en los últimos años había reducido ese tono combativo. Cierto es que, tras años de tirantices cuando no tensiones, el anterior gobierno dio un giro en su relación con el barrio y planteó diversas actuaciones para mejorar la convivencia, contando con la asociación de vecinos, lo que contribuyó a reconducir las relaciones. En el pasado mandato se procedió al desalojo y tapiado de decenas de casas, muchas de las cuales contaban con enganches fraudulentos a la red eléctrica, y una campaña específica de la Policía Local también detectó una veintena de casas con caballos y animales de granja.

«Todo se ha vuelto a desmadrar»

Con todo, este paréntesis de aparente tranquilidad, se ha cerrado. «En los últimos meses todo se ha vuelto a desmadrar, hacen lo que quieren y la policía pasa pero no ve nada», relató un vecino que prefiere ocultar su identidad, mientras otro admitía que el nuevo gobierno no tiene la culpa, pero los residentes quieren llamar su atención. Alertan de que está llegando gente al barrio procedente de Nazaret o la Malvarrosa, «que aumenta la sensación de inseguridad».

Otros vecinos expresaron su preocupación por el hecho de que el PSOE planteara meses antes de la campaña la rehabilitación de un bloque de viviendas sociales que se encuentra casi desaguazado en la plaza de la Ribera, en la parte alta de l'Alquerieta, ya que si bien entiende que se tenga que recuperar, consideran que no se puede concentrar a toda la gente necesitada en una misma zona ya que, según afirma, «acaba propiciando la creación de guettos».

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