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Las únicas calas de la provincia

Las únicas calas de la provincia

Si algún turismo se ha hecho popular en las últimas décadas es el que busca el sol y playa. Las largas extensiones de arena que se abren a mar abierto se combinan con otras playas más recoletas, enmarcadas entre colinas o rocas, que son muy apreciadas por los turistas, capaces de recorrer miles de kilómetros para disfrutar de esos paisajes de ensueño. La orografía del archipiélago balear se ha hecho famoso en todo el mundo por ofrecer bellas y espectaculares calas que se convierten en las mejores postales del verano. Aunque las características de la costa valenciana impiden aprovechar tanto ese filón estival, también es posible encontrar ese tipo de lugares mágicos en la Marina y en la Ribera. Cullera cuenta con el único tramo de litoral rocoso de la provincia de Valencia. Esa simbiosis entre el mar y la montaña da lugar a las tan apreciadas calas, pequeños lugares de recogimiento que invitan al descanso.

Las calas cullerenses se sitúan al norte de la ciudad, en la escarpada costa del Faro. En este enclave se ubica una pequeña cala de tan solo 140 metros de longitud y sus aguas transparentes la convierten en un espacio perfecto para el buceo. En verano cuenta con servicio de vigilancia. Todos estos alicientes han permitido que la tan codiciada bandera azul, que reconoce la calidad ambiental y la calidad de los servicios, ondee en el pequeño paseo marítimo que la rodea.

A diferencia de otras calas más apartadas del mundanal ruido, la del Faro se sitúa en una zona urbana, cerca de bares y restaurantes y con edificios de diversas alturas en primera línea. No obstante, no sufre una gran aglomeración de gente y, fuera de las semanas de la temporada alta, es un lugar tranquilo al que se acude a desconectar.

En la parte sur está la conocida como Isla de los Pensamientos, un promontorio rocoso unido a la costa que es conocido por su rompeolas.

Desde esta cala podemos nadar hasta la rocosa costa del Faro donde, según lo permita la marea, aparece alguna minúscula cala de arena entre los acantilados. El paseo y la carretera que discurren por esta zona también permiten observar el mar en toda su plenitud. El visitante puede contemplar desde las alturas toda la playa del Dossel y su extenso cordón dunar, además de ver el Golfo de Valencia e, incluso, en los días más diáfanos se llega a atisbar la costa de Sagunt.

El tan apreciado turismo náutico también tiene en la costa del Faro un privilegiado lugar de fondeo. En verano se pueden ver embarcaciones de recreo entre los acantilados y el inicio de la playa del Dossel. A estas se unen los buceadores, que suelen sumergirse en esta zona de Cullera para ver gorgonias, esponjas o posidonias, además de especies de peces como los dentones, las corbas, las morenas o los congrios.

Cap Blanc

Las zonas de Cap Blanc y Los Olivos se encuentran a medio camino entre las calas y las playas. Los Olivos linda al norte con la Isla de los Pensamientos y al sur con un espigón. El extremo norte destaca por tener aguas muy tranquilas y poco profundas, desde donde se puede apreciar al completo todo el perfil de la famosa Bahía de los Naranjos.

La playa de Cap Blanc se ha convertido en un referente para la práctica de los deportes náuticos debido a las suaves brisas que soplan por la mañana y al viento de Garbí que suele dominar las tardes veraniegas. La escuela de vela Cullera Garbí tiene aquí su sede y numerosos windsurfistas y catamaranes se concentran en estas aguas. El paraíso soñado.

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