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Carcaixent busca salir del aislamiento

El gobierno local acelera el proyecto de enlace a la autovía tras sufrir décadas un déficit de infraestructuras admitido por el Consell

Carcaixent busca salir del aislamiento

Uno de los grandes objetivos que se ha planteado el nuevo gobierno de Carcaixent para el mandato que acaba de comenzar es sentar las bases para que la ciudad salga de un aislamiento casi centenario. Alejada geográficamente de las grandes vías de comunicación, los proyectos para conectar la ciudad con las vías de alta capacidad siempre han encontrado algún freno. Los propios problemas físicos del municipio, cruzado por ríos e infinidad de barrancos; la falta de iniciativa política o la crisis económica han acabado por desbaratar las aspiraciones de salida a la autovía.

Pero el nuevo gobierno que dirige Paco Salom considera que es «fundamental» ponerse a trabajar para revertir la situación en estos cuatro años. El martes, el propio alcalde planteó la cuestión en la conselleria. Se llevó un mapa y lo puso sobre la mesa de la conselleria porque cree haber encontrado la opción más ventajosa: una nueva carretera de cinco kilómetros desde Cogullada hasta una rotonda en Benimuslem que lleva directamente a la autovía.

Es mucho más barata que la que diseñó el anterior Consell del PP que llevaba a la A-7 por la autovía de Guadassuar a través de la rotonda del Molí Borrego, en la zona de la sala Rex Natura.

La propia dirección general de Transportes de la conselleria de Vivienda y Vertebración del Territorio admite que Carcaixent es el municipio que mayor déficit de infraestructuras viarias acumula en toda la comarca de la Ribera. Es, además, la única ciudad valenciana de más de 20.000 habitantes sin acceso directo a autovía.

Todas las promesas del anterior Consell para mejorar los accesos a Carcaixent se quedaron en bonitas palabras y Compromís no quiere que vuelva a pasar y va a presionar al Consell para que no se olvide de un proyecto «vital».

En 2008 el entonces gobierno local aseguró que el proyecto saldría a exposición pública ese mismo año y que en breve se desarrollaría. Pero durante años sólo hubo cambio de planes. El Consell proyectó un terraplén en altura que facilitaba el paso de la nueva vía sobre la Avenida de La Ribera en dirección al pont de l'Estret, pero el equipo de gobierno puso objeciones al considerar que el terraplén generaba un alto impacto visual y una grave afección al paisaje. El paso acabaría finalmente en subterráneo, pero sólo sobre el papel. La crisis acabó por frenar el plan totalmente. Cuatro años después, altos cargos de la conselleria de Infraestructuras aseguraron que su intención era priorizar el acceso a Carcaixent desde la CV-50 por la rotonda del Molí Borrego y que esta inversión se acometería como primera fase de la variante sudoeste de Alzira. Pero ni llegó una cosa ni la otra.

Un proyecto de cien millones

La entonces consellera Isabel Bonig llegó a admitir en 2013 que el proyecto era «caro y complejo» porque obligaba a superar impedimientos físicos como el Xúquer, el barranco de Barxeta o la vía del tren, que ahora incluye plataforma del AVE para el corredor Mediterráneo. Según el entonces secretario autonómico Victoriano Sánchez, el proyecto tiene un coste superior a los cien millones de euros, aunque el proyecto básico redactado en su día lo rebaja a 72.

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