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Un misterio de 700 años

La talla románica de Santa María de Carlet es única en el territorio valenciano y su valor artístico, extraordinario Solo existe documentación de los últimos 50 años, aunque la imagen pudo llegar en el siglo XIII con los repobladores de Jaume I La escultura «apareció» en 1963 en la misma casa que escondió el Santo Cáliz

Una imagen única cuyo pasado es un misterioLa talla románica de la Virgen antes de su rehabilitación en 2013.La imagen llega en procesión a la casa donde se encontró, en la calle del Sant Calze.El cáliz que la Iglesia considera como el de la Santa Cena estuvo guardado durante la guerra en la casa donde «apareció» la talla románica que representa a Santa María de Carlet. f levante-emv/k. f. efe

Siete siglos de silencio rodean a la talla románica que representa a Santa María de Carlet, recién coronada por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. Los expertos sitúan el origen de esta virgen sedente en la Reconquista cristiana, siglo XIII o principios del XIV.

De que es original de la Edad Media no hay duda. Lo confirma el director del archivo de religiosidad popular del Arzobispado de Valencia, Andrés de Sales Ferri, que subraya que su valor artístico es extraordinario. Según Ferri se trata de una talla única en todo el territorio valenciano por su altura. «Tampoco existe ninguna otra de esa belleza», remarca el sacerdote suecano.

Sin embargo, todo lo que rodea a la historia de la talla es un enigma. Sólo existen referencias documentales desde hace 50 años tras el «hallazgo» por el entonces párroco de La Asunción, Vicente Diago, en el desván de una casa de Carlet. Pero ¿dónde estuvo los 700 años anteriores? No hay respuesta. Toda su historia anterior es un enigma. Nadie sabe quién la llevó a Carlet o si ha salido alguna vez de la ciudad.

Otro dato añade aún más misterio al relato. La escultura «aparece» o es rescatada del olvido en la misma vivienda que años antes, durante la guerra civil española, esconde el Santo Cáliz de la catedral de Valencia. En ese punto, la historia tiene ya trazos de Cuarto Milenio. ¿Por qué justo en esa casa?

La presidenta de la cofradía de Santa María de Carlet, Sión Puche, que custodia la escasa documentación que existe sobre la imagen, admite que no hay respuesta porque no se conserva ningún documento hasta su «hallazgo» en 1963 en esa vivienda que acogió el vaso al que la Iglesia identifica como el de la Última Cena y con el que dos Papas han celebrado misa. Ferri dice que debió permanecer décadas «en un saco» en el desván de la casa y que ya estaba allí cuando llegó el cáliz, pero nadie reparó en su valor.

Ningún historiador menciona la imagen de la Virgen ni siquiera el cronista local de principios del siglo XX Salvador Alcover, pese a que los expertos señalan que tiene un valor incalculable. Sólo hay alguna cita verbal que alguien recuerda de sus antepasados a la «Verge Sentadeta» o de la «Cadireta», explica Puche.

Entre los escritos del párroco que la encontró se plantea una hipótesis que encaja con sucesos históricos. La talla pudo llegar a Carlet de la mano del rey Jaume o de alguno de los nobles que se repartieron el territorio conquistado a los musulmanes. La de Carlet podría ser una de las «marededéus trobades» con las que el Conqueridor sembró estos territorios y a la que profesaba devoción. El director del Museo Diocesano de Barcelona, al que el cura Vicedo mostró la imagen en los años sesenta dejó escrito que la imagen entronca con la tradición escultórica medieval catalana.

El historiador carletino Sergi Doménech, que ha estudiado la talla, confirma que tras la historia de la imagen hay más incógnitas que certezas. En su opinión es evidente que la imagen es medieval, que recibió culto y que ha tenido diferentes usos e intervenciones. Doménech señala que debió llegar al convento de Dominicos, ubicado justo donde está ahora la iglesia de la Asunción como Mare de Déu del Roser (Virgen del Rosario), ya que tiene seis hojas pintadas. «Es muy probable que llegara desde el convento de Dominicos (hoy Capitanía General) porque el primer Castellví señor de Carlet, estaba muy vinculado a la orden», dice Doménech.

Desde la desamortización de los bienes de la Iglesia por el Estado liberal en el XIX, Doménech cree que debió convertirse en virgen itinerante. Él mismo encontró un documento en el archivo municipal de 1845 en que los vecinos del Raval piden permiso para construir una ermita en el portal del Tambor. «Si no hay ningún escrito es porque no estaba en ninguna iglesia», explica.

Así, la troballa de hace 50 años y su reactivación tiene un contexto histórico determinado, el franquismo, cuando sale del ostracismo y es enaltecida por la Iglesia del momento.

La hipótesis más cercana al momento del hallazgo, la del cura Vicedo, sostiene que los Condes de Carlet pudieron ser descendientes de los nobles de Jaume I y heredar o adquirir la talla. Pero surge otro enigma: Vicedo escribió que cuando el entonces conde de Carlet, que residía en Barcelona, fue informado en 1963 del hallazgo de la imagen aseguró desconocer que la talla formara parte del patrimonio familiar.

Pero, el antiguo palacio de los Condes se levantaba en el espacio que hoy ocupa la iglesia de la Asunción, que antes fue convento de Dominicos. Y es probable que la imagen llegara a los religiosos y con la desamortización de Mendizábal y la expulsión de los frailes, esos bienes religiosos se repartieran entre los católicos próximos y que llegara a casa de la familia Primo Navasquillo, la misma que, en 1937, escondió el Santo Cáliz durante la guerra civil.

El profesor Francisco Ballester-Olmos, que ha estudiado esa casa en su libro sobre los años que el vaso sagrada pasó en Carlet apunta que debe ser por ubicación y trama urbana una de las antiguas del casco urbano, aunque la vivienda está hoy reformada y es de nueva planta.

Pero es evidente que cuando Vicedo encontró en 1963 la imagen nadie reparaba en su altísimo valor. El religioso dejó escrito que la imagen estaba sucia y llena de polvo, en una sala destartalada en la que se guardaban objetos de una casa de labradores, como un trasto, y que sus propios propietarios desconocían cómo y cuándo llegó allí. Ferri añade que estaba dentro «de un saco» en el desván. Pero el religioso Vicedo, aunque no era un experto, sí intuyó que tenía una imagen extraordinaria, aunque faltaban la mano derecha de la madre y el niño.

Medio millón de pesetas de la época

El responsable del museo de Barcelona aseguró al párroco que por su antigüedad el valor de la talla sería altísimo, incluso se atrevió a ponerle precio, 500.000 pesetas de la época en España e «incalculable» en el extranjero, dijo. Tanto entusiasmo despertó la donación a la parroquia que se hizo incluso ante notario.

Así, desde 1964 Santa María de Carlet ha tenido su espacio durante las fiestas mayores. Con los patronos principales San Bernat, María y Gracia, la Virgen tiene un patronazgo compartido aunque no oficialmente reconocido. En la actualidad se encuentra en una capilla propia en la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Carlet.

De la última restauración, realizada en 2014 por los expertos Rogelio Martínez, David Juanes Livio Ferrazza para la entidad pública CulturArts se deduce que la obra es de los primeros años del gótico s-XIII, pero con elementos del románico.

La restauración se realizó coincidiendo con el año en el que se conmemoraba el cincuenta aniversario de su hallazgo. La imagen presentaba diversos problemas, con importantes alteraciones y deterioros. Los expertos aseguran que la restauración permitió devolver a la imagen su esplendor original.

El pasado sábado fue coronada por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, un acto pendiente desde los años sesenta del pasado siglo y que reunió a cientos de carletinos. Ahora, la imagen sedente de la Virgen , que sigue la tradición mayestática románica, tiene ya un espacio de privilegio, pero su «vida» sigue envuelta en el misterio.

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