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Bloqueo en la gestión sanitaria

El Gobierno de Rajoy a propuesta de su ministro de Sanidad, modificó horas antes de su aprobación por el Consejo de Ministros el 26 de octubre, y a espaldas de las organizaciones profesionales de enfermería el texto que había consensuado previamente con la Mesa de la Profesión Enfermera, cediendo una vez más a las presiones corporativas de la Organización Médica Colegial que no se resiste a perder su hegemonía sobre el control de la prescripción farmacológica.

Modificar y aprobar a espaldas de los profesionales de enfermería un acuerdo largamente esperado que había contraído con las organizaciones colegiales corporativas de enfermería, denota un menosprecio sin precedentes hacia la profesión. Ahora y en espera de la publicación del infortunado «Real Decreto que regula la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano por parte de los enfermeros» ya tenemos el lío y la confusión en nuestros centros sanitarios. Mejor hubiera sido no tocar nada.

El manejo, indicación y uso habitual de los fármacos por parte de los enfermeros ha sido y es una constante del acto profesional a todos los niveles tanto en atención primaria como en la especializada. De hecho es la enfermera la que en el marco de su actuación profesional controla y supervisa la adhesión al tratamiento y las posibles interacciones farmacológicas de los pacientes. Con este acuerdo se pretendía cubrir el vacío legal existente hasta la fecha de los cientos de actos diarios de la enfermera en su actividad profesional. Pero ahora, para acabar de confundir más a los profesionales y hundirnos aún más en el lodazal en el que nos han metido, aprueban una redacción que dice textualmente: «Será necesario que el correspondiente profesional prescriptor (médico) haya determinado previamente el diagnóstico, la prescripción y el protocolo o guía de práctica clínica y asistencial a seguir. De este modo, a partir de su entrada en vigor los enfermeros no podremos legalmente administrar ningún fármaco, ni vacunas si previamente no hay un prescriptor que determine el diagnóstico médico del paciente que precisa el fármaco que prescribe y el protocolo o guía de práctica clínica a seguir».

Por extraño e incomprensible que resulte los enfermeros, con su preparación académica validada por el propio Ministerio, ni siquiera podrán indicar aquellos fármacos que libremente pueden adquirirse en las farmacias. Las enfermeros manejamos en exclusiva determinados fármacos y material sanitario que precisamos para el cuidado de nuestros pacientes. Son productos que los médicos no acostumbran a conocer, simplemente porque no los utilizan. Pues bien, el uso e indicación de estos productos tampoco nos está autorizado, por lo que también deberá solicitar consulta con su médico para que le haga la receta. En breve en los centros de salud de nuestro Departamento Sanitario puede haber un bloqueo de la atención sanitaria ya que la propia dinámica de trabajo con las consultas saturadas van a verse colapsadas por los efectos colaterales e indeseados de este RD, ya que para cualquier acto de enfermería, previamente habrá que pasar por la consulta del médico.

Una situación indeseada por los propios profesionales sanitarios que el gobierno del PP no ha valorado en su justa medida.

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