Las fiestas falleras, además de su vertiente lúdica, tienen un impacto en la economía local que la Junta Local Fallera de Alzira ha cuantificado por primera vez. El movimiento económico que cada año generan las fallas asciende a cerca de siete millones de euros y se traduce en 1.707 empleos -de los que 175 serían indefinidos y el resto eventuales-, según el apartado económico de la ponencia «Falles? més enllà de la festa», que anoche presentó la JLF para mostrar negro sobre blanco la aportación que las 35 comisiones censadas en Alzira y, con ellas la JLF, realizan a la sociedad desde diferentes ámbitos: el cultural con la publicación de libros, el concurso de teatro o la organización de exposiciones; el patrimonial y de forma indirecta la promoción turística o el social, ya que hay muchas comisiones que impulsan iniciativas solidarias, pero también a nivel económico.
El estudio, que según destacan desde la JLF se ha realizado siguiendo el criterio de prudencia y está avalado por un auditor, cuantifica exactamente en 6.845.427 euros el impacto directo que las fallas tienen en la economía local, de los que 3,4 millones corresponderían a la mano de obra que se genera. El trabajo contempla una veintena de apartados que todos los años se repiten, desde la construcción de monumentos a la contratación de orquestas y charangas pasando por el gasto en indumentaria, flores o en tintorerías, entre otros, y realiza una estimación de la repercusión que esa actividad tiene en la creación de empleo en base, subraya el informe, a datos facilitados por profesionales de cada sector y aplicando el salario mínimo interprofesional oficial de todo un año, incluidas dos pagas extras, el coste de las vacaciones y de la Seguridad Social.
El cálculo realizado revela que la actividad de las fallas se traduce en 1.707 puestos de trabajo, de los que 175 serían fijos y 1.532 eventuales. El informe llega a distinguir que 613 de los eventuales serían empleos de un mes y 919 de quince días.
El gasto en indumentaria constituye la partida más importante con más de 1,2 millones de euros. El estudio diferencia incluso entre la inversión que realizan las falleras mayores y presidentes, que suelen estrenar trajes durante sus respectivos mandatos (416.000 euros), del gasto que realizan los falleros de a pie en la renovación o adquisición de indumentaria cuando entran a participar de la fiesta (806.000 ?). El cálculo parte de estimar que un 10 % de la 2.349 falleras censadas se hace el traje nuevo, lo que representa una media de un traje nuevo cada diez años, mientras que en el caso de los infantiles un 20 % del censo renueva su indumentaria -un traje cada cinco años- y un 10 % en el caso de los falleros adultos, lo que se traduciría en un traje también cada diez años. El cómputo cifra en algo más de 600.000 euros la parte que representaría la mano de obra, un cifra que se traduciría en 46 empleos fijos.
La inversión en monumentos de las 35 comisiones alcireñas genera la segunda partida de gasto más importante con 1.024.000 euros, una cantidad que incluye también el coste del traslado de las fallas desde los talleres del artista, el montaje, la seguridad o el césped con que se suelen rodear las fallas. Esta partida se traduciría en 50 puestos de trabajo de fijos. En base a este informe, los gastos en salas de banquetes supondrían un gasto de 894.902 euros, y la creación de 324 empleos eventuales de un mes, mientras que otros 750.000 ? en otros gastos de hostelería propiciarían 274 contratos eventuales de un mes y las compras de las fallas para la barra y gastos varios del casal, estimadas en 700.000 euros, se traducirían en 27 empleos fijos.
