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Cuarenta años de fallas en Sollana

Dos amigos montaron una hoguera con trastos viejos en 1976 y a partir de ahí surgió la única comisión del municipio

cuatro décadas de historia purificada por el fuego. La única falla de Sollana ha conseguido afianzarse y mantener viva la tradición de las fiestas josefinas.El primer monumento estaba formada por trastos y ropa vieja.Uno de los primeros pasacalles falleros que se vieron en Sollana. Imagen de la primera falla que diseñó Pascual Carrasquer para la comisión.«Cremà» de la primera falla oficial, de 1977. Fotos: Levante-EMV

Hace cuatro décadas, un reducido número de vecinos creó la primera falla de Sollana, la Falla del Poble. Corría el año 1976 y, como recuerda Vicent Cuñat, uno de los fundadores de la comisión, un grupo de amigos se reunía como cada sábado por la mañana en el Bar Rivoli. Era una época convulsa y la política estaba presente en las conversaciones, pero también había otra idea que rondaba la cabeza de muchos: «¿Por qué no hacemos una falla?».

La cosa no iba a más hasta que, el 18 de marzo de 1976, Cuñat y otro amigo recogieron cartón, ropa, zapatos viejos y otros trastos y, según cuenta, plantaron «un simulacro de falla» en la Plaça Major. La noticia se extendió como la pólvora y el día de San José invitaron por megafonía a todos los vecinos a ver la «cremà». La iniciativa no quedó en agua de borrajas y muchos vecinos empezaron a implicarse en el proyecto para formar una comisión.

A finales de octubre celebraron una primera reunión y la falla quedó oficialmente constituida. Luis Herrero Piles era el encargado de presidir los encuentros y posteriormente fue nombrado primer presidente de la Falla del Poble. La primera fallera mayor fue Nuria Bernabé; el cargo de fallera mayor infantil lo ostentó ese año Mª Teresa Ribera y el cargo de presidente infantil fue asumido por Francisco José Soldado. Además, como es costumbre en algunos pueblos, también se nombro a las reinas del Fuego, la Flor, el Casal y la Simpatía.

Primer monumento

Las fiestas josefinas de 1977 se acercaban y se pusieron en contacto con el artista suecano Pascual Carrasquer para que les hiciese un monumento que hablaba sobre el destino. La escena central era una gran rueda que simbolizaba el destino o la suerte y sobre ella se dibujaron los horóscopos. En aquel primer monumento se criticaron temas como los accidentes en la N332 por falta de un desvío, el que algunos agricultores locales vendieran sus productos a la cooperativas de Almussafes y Benifaió o el hecho de que no se vendieran anticonceptivos a las mujeres solteras. El remate era una herradura y la diosa de la Fortuna con billetes de 1.000 pesetas que representaban la inversión en bolsa y la suerte de aquellos que trabajan en la recién estrenada factoría Ford.

Actos e incidentes

El escudo que representa a la falla lo diseñó Ramón Añó. Aquel año el censo de falleros estuvo formado por 33 hombres, 17 chicas y un grupo de 50 niños.

Pero, antes de que llegase el mes de marzo también celebraron dos actos muy importantes en el calendario fallero: la proclamación, que tuvo lugar en la Sala Conexión, y la presentación, en el Cine Serrano. Pero tuvieron que trabajar duro para que la presentación fuese perfecta y el lugar estuviese en condiciones. Pasaron muchas noches y muchas horas en vela. Tuvieron que sufrir los inconvenientes propios de los inicios, como la falta de financiación, pero la comisión subraya que este handicap lo suplieron con mucha ilusión, ganas e ingenio.

Por fin llegó marzo y las fiestas falleras se celebraron con pasacalles, cabalgata y finalmente, se quemó el monumento. También se acondicionó el Cine Terrasa para algunos actos y taparon el techo con lonas y mantas, pero una noche el fuerte viento lo arrancó todo, así que tuvieron que acabar la fiesta en otro lugar.

Falla solidaria

Los años 80 estuvieron marcados por la pantanada de Tous. El desastre de 1982 dejó a muchos vecinos sin nada. Pero una falla del sector de Joaquín Costa - Conde Altea de Valencia se movilizó para ayudarles y llevó hasta Sollana varias furgonetas con alimentos, ropa y mantas.

También por aquellos años la climatología estropeó la semana fallera de 1989 y las lluvias impidieron celebrar la «despertà» y los pasacalles. Tan solo el día de San José se calmó un poco el tiempo y pudieron asistir a misa a celebrar el día grande de la fiesta. La fallera mayor de aquel año no había podido disfrutar de las fiestas, pero la comisión decidió organizar posteriormente unas fallas alternativas. En mayo, aprovechando la fiesta de la Mare de Déu, plantaron una nueva falla e incluso dispararon una «mascletà», hicieron un pasacalle y, como no podía ser de otra forma, finalizaron estas peculiares fiestas quemando el monumento. Además, la fallera mayor de Valencia, Covadonga Balaguer, conocida popularmente como Covachi, visitó Sollana. Al igual que en 2004, Noelia Soriano, fallera mayor de Valencia, también visitó el pueblo al ser vecina de El Romaní.

Para celebrar este 40 aniversario, la Falla del Poble homenajeó en el acto de la presentación a los seis fundadores de la comisión; además, el monumento de este año está inspirado en el de 1977 y lleva por lema «40 Aniversari».

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