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Un compositor alcireño estrena una sinfonía con la orquesta de Tallin

Montalvà-Benavent interpreta «Horror Vacui» junto a la Orquesta Sinfónica de la Academia Nacional

Un compositor alcireño estrena una sinfonía con la orquesta de Tallin

El compositor alcireño Raül Montalvà-Benavent estrena hoy su Sinfonía n°1 «Horror Vacui» (Temor al vacío) con la Orquesta Sinfónica de la Academia Nacional de Música y Arte Dramático, bajo la dirección del prestigioso director de orquesta Toomas Vavilov. El estreno se llevará a cabo por la tarde en la Metodisti Kirik de Tallin, espacio elegido por su curiosa e impresionante acústica, contando además con repertorio orquestal de Sööt, Västrik, Jõhvik y Leppik.

La Eesti Muusika-ja Teatriakadeemia de Tallinn es una institución de gran peso y renombre en los países nórdicos, junto con la Academia Jean Sibelius de Helsinki en Finlandia, contando con un gran número de notables egresados como los compositores Rene Eespere, Toivo Tulev, y dos de los compositores más interpretados y celebrados a nivel internacional como es el caso de Arvo Pärt y Helena Tulve.

La Sinfonía nace como la Bachelor's Thesis del compositor, bajo el tutelaje de la compositora y vicerrectora de dicha prestigiosa Academia, Helena Tulve.

De tal modo, la obra del alcireño se inicia con un caos masivo en el primer movimiento a modo de profunda y convulsa turbulencia emocional basada en las propias experiencias personales del compositor y que a su vez supone un espejo de la sociedad, cambiante y sometida al constante devenir. Por otra parte, el autor hace apología de su mundo interior, emocional y quebradizo al mismo tiempo, haciendo referencia asimismo a doble dualidad en la que vivimos los seres humanos. Esto es, la terrible e inconmensurable fuerza de las emociones, en relación con la percepción del mundo y de la propia existencia.

Ello se refleja, según el autor, principalmente en la escritura del primer movimiento, su densidad y el color orquestal, comenzando desde la complejidad rítmica y tímbrica, y llegando a rozar hacia el final del mismo el silencio y oscuridad del vacío.

Por contra, el segundo movimiento es provocativo y grotesco, haciendo un guiño a Shostakovich y Prokofiev, una broma sobre la música de estos días, desde un punto de vista crítico y ácido a la par, que acaba por consumirse en su propia incertidumbre.

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