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La granja de bichos

Una empresa de Alzira fabrica cajas-nido y «hoteles» para atraer insectos y aves que ayudan a combatir plagas en entornos agrícolas, forestales y urbanos

La granja de bichos

«Tenemos una ocupación del cien por cien». La frase podría atribuirse perfectamente a cualquier empresario hostelero en temporada alta, pero la pronuncia Toni Rubio, uno de los socios de la empresa alcireña La Granja dels Bitxos, al referirse al «banco de pruebas» habilitado en una parcela repleta de pinos en les Valletes de Bru. No es ningún complejo turístico, pero cuenta con «hoteles» y cajas-nido repartidas por los árboles para favorecer la presencia de aves e insectos que ayudan a combatir plagas y, en este tipo de bosque mediterráneo, la ocupación es casi inmediata. Esta joven empresa fabrica de forma artesanal cajas-nido para aves, cada una con una abertura diferente en función de la especie a la que va destinada, y hoteles para insectos y para murciélagos. Su objetivo es fomentar la biodiversidad, contribuir a que se produzca un equilibrio ecológico en ámbitos agrarios, forestales o urbanos. Entre sus clientes, agricultores que intentan atraer a sus cultivos depredadores naturales de plagas y también administraciones. Los hoteles para murciélagos que el Ayuntamiento de Alzira instaló en torno al cauce del Xúquer como una medida complementaria para combatir el mosquito tigre salieron de su taller. Aunque los murciélagos se toman más tiempo, años, antes de ocupar un nido.

«Empezamos hace dos años con una idea completamente diferente», relata Rubio, licenciado en Ciencias Ambientales, mientras detalla que el objetivo era criar especies insectívoras, «depredadores de plagas», apostilla, para trabajar en la lucha biológica. La idea inicial se frustró por un problema administrativo. Al solicitar la preceptiva licencia se les incluía en el epígrafe de granjas, con unas exigencias que ni se ajustaban a su actividad ni podían asumir. Comprobaron que otras experiencias similares operaban con licencias de almacenaje de piensos, pero acabaron por reorientar el negocio: «Pensamos que si no podíamos criarlos, buscaríamos fórmulas para atraer los que ya existen», comenta Rubio, que se lanzó a esta aventura junto a su socio, Pablo Ruiz.

Gran efectividad en el «cucat»

El técnico advierte de que, salvo en el «cucat» del arroz, donde sí es posible acabar con la plaga sólo con depredadores, la instalación de cajas-nido en un cultivo es un complemento. «Cuando se ponen cajas nido en un campo aumenta un 50 % la depredación de insectos gracias a estas aves. No supone eliminar la plaga, pero se puede reducir un 20 %», detalla.

No obstante, las cajas-nido y hoteles también ayudan a suplir otras carencias de la propia naturaleza. Toni Rubio indica que hay especies de aves trogloditas que en un momento dado de su vida necesitan un espacio pequeño, una ranura en la que cobijarse, y que la ausencia de bosques maduros en esta zona mediterránea convierte en casi un imposible encontrar un tronco podrido que les ofrezca ese espacio. Los nidos artificiales de La Granja dels Bitxos les da una alternativa. «El objetivo es que vuelva a haber bosques maduros, pero mientras eso llega se potencia la introducción con cajas-nido», señalan.

Un problema similar se repite en el caso de abejas solitarias o en algunas avispas que encuentran un refugio artificial, que no dudan en ocupar, en los hoteles de insectos -ver imagen inferior- que diseña la joven firma alcireña, copiando un sistema ya instaurado en Inglaterra. «Esto no lo hemos inventado nosotros. Se está haciendo en Europa ya durante veinte, treinta o cuarenta años y lo estamos imitando, pero adaptándolo a nuestro clima», explican Pablo Ruiz y Toni Rubio, al tiempo que advierten de que instalar nidos de otros países con las condiciones ambientales del mediterráneo los puede convertir en «trampas mortales». «La pintura, por ejemplo, es totalmente diferente», apostillan.

El catálogo de la empresa cuenta con cerca de treinta cajas nido y hoteles diferentes, cada uno adaptado a la especie que se quiera atraer -carbonero común, carbonero garrapinos, herrerillo capuchino,?- ya que, si bien hay de depredadores generalistas, hay otros que atacan plagas específicas como la procesionaria, los mosquitos,?.

En el caso de los murciélagos, apunta Rubio, «comen más polillas que mosquitos». Disponen de bancos de pruebas en zonas húmedas y también en el casco urbano de Alzira. Todos los estudios indican que se trata de animales «muy sedentarios» a los que cuesta cambiar de nido y que pueden tardar «cuatro, cinco o seis años» en ocupar uno de los hoteles diseñados para ellos. El técnico señala que, en el caso de l'Albufera, han detectado ocupaciones «en pocos meses», aunque advierte de que es producto de la presencia de colonias en ese mismo lugar, mientras que en los nidos instalados en Alzira se ha detectado alguna ocupación temporal en la primera temporada posiblemente al servir de refugio a machos que han sido expulsados del nido en época de cría «pero esperamos una población grande, una colonia con treinta o cuarenta individuos adultos».

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