El técnico lingüístico del Ayuntamiento de Alzira, Leo Giménez, presentó anoche su libro «El valencià és fàcil» rodeado de amigos. El alcalde de la ciudad, Diego Gómez, le definió como «un hombre de palabra» y después precisó: «un hombre de palabra y de lengua». Un retrato muy preciso que combina «la humanidad» que desprende, conforme destacó en su discurso de presentación Bernat Clari, y la enorme influencia lograda por Giménez tanto en su faceta de activista del valenciano como en su vertiente didáctica y divulgadora gracias a los artículos que semanalmente le publica Levante-EMV.
El catedrático y miembro de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, Abelard Saragossà, autor del prólogo, destacó el tono persuasivo que utiliza Giménez, consciente de la necesidad de acabar con un modelo «que a base de rectificar sólo crea inseguridad» en los usuarios del valenciano, por lo que instó a combatir esos temores «como primer objetivo básico». «Ética, pedagogía y divulgación han de ir de la mano», enfatizó.
El presidente de la Mancomunitat de la Ribera, Txema Peláez, también llamó a perder el miedo «a las palabras que se oyen en casa» y Laura Granell, subrayó la prioridad que Reclam Editorial da a los autores en valenciano.
Gómez reclamó que su uso se extienda a los medios de comunicación. Y Leo Giménez, con su retranca habitual, que hace muy ameno el libro, sentenció la velada al proponer que el valenciano se hable en los colegios «pero también en el patio de las escuelas».
